EN EUROPA

Independentistas, no, piratas

Martí Sagrera // Madrid

Yo he tenido en mi familia, de ocho apellidos catalanes, parientes cuyas opiniones independentistas respeté, aun considerándolas, ya hace medio siglo, muy desfasadas. Pero el nuevo independentismo, a la sombra de un honorable banquero, hipócrita y ladrón; impulsado por un Barça traidoramente politizado, con muchos presidentes en los juzgados o en la cárcel, también vendido a un Qatar que pagaría a quienes nos asesinaron; inventado por historiadores como Junqueras, sembradores de mentiras como bombas de odio. Ese conjunto de arribistas, «cambiando con esfuerzo las cifras», como se pavonearía Junqueras, montaron un Govern cada día más parecido al que vivieron durante el franquismo. Como el anterior dictador, han tenido el descaro de querer legitimarse con un referéndum, en el que ni siquiera hay límite de participación. No son pues demócratas, sino piratas.

Nunca olvidaremos el daño que nos están causando estos saqueadores de Cataluña, ni a cuantos, desde fuera, a ellos y a cuantos no catalanes, por culpable ignorancia, por miedo o provecho propio, están a estas alturas apoyando a esos piratas contra la mayoría de la población, que es antiindependentista y rechaza en su mayor parte, como revelan las encuestas, esa caricatura de referéndum independentista. Daño y responsabilidad aún mayor es a la de esos cómplices que pretenden ser de izquierdas, dado que ese nacionalismo, copia a tantos otros de final catastrófico, mostrando hasta qué punto es un arma de la más retrógrada burguesía en sus rasgos más fascistas, que freudianamente quiere proyectar en los demás.

REPASO EN EUROPA

Dos o tres fascismos

Diego Mas // Azuaga

Con sus imperios, Inglaterra y Francia consiguieron comprar a su clase obrera. Más pobres, tuvieron que seducir a sus trabajadores con el ensueño opiáceo del nacionalismo Italia (Mussolini fue primero el duce de los socialistas), Alemania (con el nacionalsocialismo) y, paupérrima, España (con la Falange del nacionalsindicalismo).

Su mismo atraso hizo resurgir en Italia en la región más rica y burguesa, la Padania, hasta que la corrupción y expulsión de su jefe, Bossi, hizo que el partido se hiciera federalista, apoyando a Berlusconi. En España, más pobre aún, surgieron tras el franquismo otros dos fascismos, el de los pistoleros, estilo Falange, de la «izquierdista» ETA, y el catalán, que ni siquiera ha aprendido con su expulsión de un Pujol y familia, mucho más ladrones que Bossi. Aún así, continúa siendo apoyado por izquierdistas atrasados, incluso ante este fascismo de libro, culpable, como el nacionalismo vasco hoy, de que hayamos sufrido durante décadas todos los españoles al PSOE felipista y al PP de siempre.