EN UNA FARMACIA

Fronteras sanitarias

Pablo Bigeriego // Badajoz

Esta mañana [por el lunes] me he sentido un extranjero en Madrid o como Meursault, el protagonista de la célebre novela de Albert Camus, a quien tanto admiro y con cuyo existencialismo tanto empatizo y más aún en este presente rabioso, incendiario, cruel y capitalista.

En una farmacia en el barrio de Arganzuela no he podido comprar una medicación con mi tarjeta sanitaria extremeña porque según la legislación vigente, que debería morir o rectificar, no es operativa en otras comunidades. Jamás la palabra «autónoma» cobró un sentido más excluyente que en el caso que aquí expongo (siento restarle protagonismo al señor Puigdemunt y a su flequillo invidente) y que tiene que ver con algo tan fundamental como la Sanidad, uno de los tres pilares básicos de cualquier democracia sana.

Una frontera idiota me abofetea la cara en esta amada Península Ibérica, histérica y errática. Si a todo esto, añado la confusión de una cajera del Dia al comentarle que «voy corriendo a cambiar una lata de refresco porque el envase está chuchurrío», y no entiende mi «idioma», las distancias aumentan y las fronteras se alzan como muros de hormigón que Luis Cernuda derribaría a golpes de versos. Aunque probablemente, esta amable trabajadora, al igual que yo, comprenderá poco de lo que ocurre alrededor y andará buscando tal vez, una razón existencial a tanto absurdo y a tanta ausencia de sentido común.

DIRIGENTES

Presos políticos

José Llano Díaz // Madrid

Los políticos presos lo son todos --excepto algún cleptómano-- por sus ideas. Pero unos, sólo por su ideología y otros por los métodos que emplean para encarnarlas. Es raro que un demócrata emplee la violencia; e incluso hay moralistas que defienden matar al tirano. Pero nada más natural que el totalitario, para conseguir su paraíso ficticio, justifique todos los medios.

La historia escrita con sangre demuestra que «el nacionalismo es la guerra» (Mitterand), que hay que hacer «todo por la patria», hasta sacrificar la mitad de la población, como afirmó Franco. Sufrimos estos días en Barcelona dos grandes manifestaciones en favor de dos políticos presos por impedir que delegados de la Justicia, secuestrados durante 19 horas, agredidos con botellas y destruidos sus vehículos, pudieran recabar pruebas para ella. «Por sus hechos los conoceréis». ¿Qué son esos los dos dirigentes por ello y los grupos nacionalistas que les ayudaron?