CENAS DE EMPRESA

Hipocresía vocacional

Alejandro Prieto // Gijón

Según escuché en un programa de radio, un tercio de los españoles echa mano de la excusa para sortear las cenas de Navidad, y una quinta parte estaría incluso dispuesta a soltar unos cuantos euros con tal de no sentarse a la mesa con jefes y compañeros de trabajo. ¿Será diciembre el mes estrella de la disculpa y la simulación?

En realidad, ¿es posible atravesar las diferentes etapas de la vida sin llegar a poner los pies en el escenario del paripé? Sin embargo, en ciertos sujetos parece ser algo vocacional, dotados de capacidad suficiente para desempeñar distintos papeles durante horas y horas sin decaer, manteniendo el ritmo de actuación con soltura y fervor, lo que se dice unos profesionales como la copa de un pino que, por justicia social, deberían ser distinguidos en actos públicos con la prestigiosa medalla de la hipocresía. Por extraño que parezca, algunos de estos artistas vuelven a ser avalados y premiados socialmente con puestos de responsabilidad política e institucional.

CAMBIO CLIMÁTICO

Los gorriones no vienen

Juan Sonet // Barcelona

Desde que cumplí 50 años hasta la fecha de hoy -tengo 83-, pongo de comer 10 granos de arroz en 10 macetas que tengo en el balcón para que coman los gorriones. Al día siguiente, los granos de arroz desaparecían, dándome por enterado de que se los habían comido. Pero desde hace un tiempo los gorriones ya no acuden a su comida. Parece que el problema es el famoso cambio climático, que está más cerca de lo que creemos.

BULLYING

Prevenir en la escuela

Jordi Larruy

Posiblemente haya centenares de estudiantes que en sus escuelas sean menos aceptados dentro de una clase. De vez en cuando, podemos no dar importancia a esta serie de hechos que pueden acabar creando serios problemas.

En general, a la mayoría no les afecta este conjunto de detalles, e incluso llegamos a pensar que son inexistentes, a pesar de que cada vez se hagan más perceptibles. La empatía, valor que a todos nos han enseñado desde pequeños, pero muy pocos ponen en práctica, y menos en estos casos. Por otra parte, la mayoría de veces las víctimas no expresan su malestar y sus problemas. Tal vez sea por vergüenza o por miedo. A pesar de que afortunadamente no he presenciado ningún caso, animo a los afectados a vencer sus miedos, porque todo el mundo se merece un lugar, unos derechos y oportunidades.