LA PROGRESÍA

La izquierda acomplejada con Cataluña

Martí Sagrera Capdevila // Madrid

La proximidad terrestre y marítima de Cataluña al resto de Europa, en épocas en que no existían medios de transporte físico rápido, ni tampoco contactos alámbricos e incluso inalámbricos, hicieron de Cataluña (y, en su medida, al País Vasco) la avanzada española de las ideas, industria y comercio europeos; es decir, el modelo e incluso envidia, en especial, de los progresistas.

Ese complejo de inferioridad ha propiciado el que incluso ahora, cuando esa posición tan privilegiada ha desaparecido, admitan ciegamente cuanto viene de Cataluña; hasta el punto que hoy, contra los hechos más contrarios a una izquierda democrática estén apoyando ciegamente, como sólo hacen los partidos ultra pirenaicos más ultraderechistas, a un Puigdemont que desearía hacer un referéndum independentista... también contra la UE. La historia, tristemente, se repite: los progresistas de ayer son los ultraconservadores, los reaccionarios de hoy.

DURANTE LA NAVIDAD

Comprar con la cabeza

Carolina Aragón // Huesca

En estas fechas, es habitual ver a familias paseando cargadas de bolsas y disfrutando del ambiente navideño. Pero, ¿nos hemos parado a pensar qué se oculta tras este bonito decorado? Las compras siguen siendo una tradición viva en Navidad, los españoles nos esforzamos año tras año haciendo un gasto extra en estas fechas para poder regalar algo bonito a nuestras familias y amigos. Las compras están tan ligadas a la Navidad como las reuniones familiares y el turrón. Compramos por tradición, porque socialmente es adecuado y necesario. No solo aumentan nuestros gastos en regalos, invertimos más en general, el gasto extra en alimentación, lotería y ocio es evidente. La Navidad es una ocasión de compra social, compulsiva e innecesaria. El falso entusiasmo del que participan las marcas y centros comerciales pone al cliente en una situación que favorece al gasto emotivo. Potenciar nuestra felicidad gracias al consumismo es una obligación impuesta por la sociedad. La presión de realizar buenos regalos es tal que algunas personas sienten ansiedad en la búsqueda de ese deseado obsequio.