LO LEGAL Y LO CIVIL

Una España a la deriva

Marco Antonio Molín Ruiz // Huelva

El laicismo sube como la espuma. A partir de lo establecido en el ordenamiento constitucional en materia de libertad religiosa, Pedro Sánchez toma el relevo gubernamental prescindiendo de raigambres religiosas: el cristianismo. Ahora es suficiente prometer apoyando la mano en la Constitución. Como se dice que España es un Estado aconfesional, desaparece todo credo. Y es que a la recurrente osadía subyace la torpe contradicción. Vivimos en un país donde cada vez más ciudadanos rechazan cualquier religiosidad y, sin embargo, se benefician de sus fiestas: todo el mundo descansa en Navidad, Semana Santa, la Inmaculada y la Asunción de la Virgen; todos celebran la Primera Comunión y comen tarta en su santo. Es más: nuestro año está determinado por el cristianismo. Un progreso que en realidad no existe se pone de espaldas a la tradición y desmantela al más puro capricho. Países como Alemania o los Estados Unidos de América dan ejemplo al poner como cabecera la religiosidad: sus «Con la ayuda de Dios» y «En Dios confiamos» son el punto de encuentro y el emblema de unidad para todos sus ciudadanos, independientemente de cuáles sean sus creencias. Ser honesto y decir la verdad implica un fundamento de vida que está por encima de lo material, lo estatutario, lo legal y lo civil.

IGUALDAD

Repolitizar el feminismo

Asunción Carandell // Barcelona

Felicito a nuestras nuevas ministras, con la esperanza de que tomen acertadas decisiones en momentos tan delicados. Creo que el feminismo puede beneficiar a la sociedad y me uno a Amina Mama, de la prestigiosa Universidad de California, que cree en la necesidad de repolitizar los movimientos feministas para desafiar al statu quo y debatir sobre raza, clase, geopolítica y lo que significan las dinámicas de poder de nuestros propios movimientos llamados feministas.

JÓVENES

Generación con fuerza

Lidia Simón // Valladolid

Soy una sí-sí, una joven que sí trabaja y sí estudia, y que bajo la denominada generación perdida, hace luz en la sombra. Como muchos más, pues nuestra generación crece cada año. Ya rondamos los 2,27 millones, y aunque ya nos hemos hecho eco entre los medios y entre la sociedad, aún estamos lejos de alcanzar a la generación ni-ni. No obstante, seguiremos trabajando, pues eso es lo que nos caracteriza: nuestro esfuerzo, nuestra lucha, nuestro sacrificio. Cómo nuestra fortaleza para seguir aplaca nuestras ganas de abandonar. Porque es nuestra seña de identidad: la constancia.