LOS IMPUESTOS

La Filosofía y el Tribunal Supremo

Juan Fernando Ramón Sánchez // Torremayor (Badajoz)

El número siete siempre fue un número mágico. Siete son los días de la semana, siete los colores del arco iris y siete los pecados capitales.

También siete han sido las leyes educativas con las que hemos idos aprendiendo o desaprendiendo los españoles a lo largo del tiempo.

Pese a no existir consenso entre los distintos partidos políticos en tema de educación, recientemente hubo quorum y se aprobó la obligatoriedad de impartir la asignatura de Filosofía en los planes de estudio.

Gracias a ella supimos que el sabio de Estagira, Aristóteles, nunca dirigió la Academia porque su maestro Platón no le designó a pesar de ser el alumno más aventajado, por nepotismo nombró a su sobrino o que fue maestro de Alejando Magno o que fue el primer historiador de la filosofía o que afirmó que los padres que instruían a sus hijos eran preferibles a los que solo los engendraban, ya que estos les daban la vida y aquellos la felicidad. A sus escritos Andrónico de Rodas les llamó Metafísica pues se encontraban situados más allá de los libros de física. Precisamente en su Metafísica, Aristóteles establece el principio de no contradicción: es imposible que una cosa sea y no sea al mismo tiempo.

Sin embargo, el Tribunal Supremo en tan solo 24 horas en lo referente a la sentencia sobre los actos jurídicos documentados de las hipotecas suscritas por los que somos legión, nos demuestra que en el fondo algo puede ser y no ser al mismo tiempo, tanto el pobre Aristóteles como a los que tenemos intelecto o simplemente una hipoteca ipso facto nos hemos ido al garete. Cierto es que en los tiempos que corren parece que es la tónica general, a la vista de los despropósitos políticos o judiciales. Al final va a ser verdad lo que decía Solón: «las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero, y son desechadas por lo fuerte y poderoso».

ABUSOS SEXUALES

¿Y las víctimas?

Magdalena Evgenieva // Barcelona

¿Cómo se sienten las víctimas después de haber sufrido un abuso sexual? Siendo yo una víctima, diré que traumatizada es la última palabra que se puede utilizar, ya que describe una pequeña parte de esta avalancha de sentimientos y sensaciones que caen encima tuyo después de haber vivido un abuso sexual. La realidad es que te sientes abatido, despreciado, como si no valieras absolutamente nada. Y lo peor de todo es que las palabras que escuchas de ti mismo durante este abuso se quedan clavadas en tu mente después y cuesta mucho levantarte y seguir adelante como si no hubiera pasado nada. Te sientes inútil y sin poder expresar realmente todo aquello que sientes, ya que se genera un cúmulo enorme de sentimientos en tu interior, incluso te sientes avergonzado.

Pero, al fin y al cabo, por mucho que intentas pasar página y superar el caso, es muy difícil y, a veces, imposible. La única cosa que puedes hacer es esperar y desear que no vuelva a suceder nunca más, estar siempre preparado para poder reaccionar de la mejor manera posible y olvidar el hecho de que alguien se aprovechó de su superioridad física, sintiendo que tiene derecho legal a abusar de ti.