LA CALLE PUERTO RICO

Obras urbanas en Badajoz

José Manuel Reyes // Badajoz

A través de la prensa regional el Ayuntamiento de Badajoz anunció con bombo y platillos la adaptación de la calle Puerto Rico de Badajoz. La mencionada calle fue analizada por técnicos municipales, que llegaron a la conclusión de que la petición de sus vecinos era lógica y necesaria. La calle carece de acerado, los cantos están desplazados por las raíces de arboles peligrosos por su falta de atención. En esta vía vivimos mayores con carencias físicas, carencias que nos impide sortear los vehículos que circulan por la citada vía y a los que, marcha atrás, salen de sus aparcamientos. Hace algunas semanas llegaron a la calle operarios que levantaron parte de los cantos y acerado, pero volvieron a tapar lo levantado y hasta ahora. Todos nos preguntamos el por qué; ¿es que los vecinos de esa vía no somos dignos de tener en cuenta por el gobierno municipal del PP?

INFANCIA

Armas como juguetes

Sara Barrera // Amposta

Vivo en una casa de planta baja. En el comedor hay un gran ventanal que permite chequear el perímetro con un rápido vistazo. No es de extrañar, pues, que hasta el repicar de los zapatos sea capaz de irrumpir en una velada romántica, aun con las ventanas cerradas. Eso, además de molesto, aporta de manera casi involuntaria una idea de cuáles son las últimas tendencias entre gente de distintas edades: qué música es cool; qué celebrities deberías conocer y qué perfume causa furor.

Estas pinceladas van mutando sin que a nadie parezca preocuparle. Pero hay una que no parece seguir esta tendencia: los juguetes. Como ya he mencionado, la sala parece una puerta al conocimiento del motor del consumo, y en ese arreglo los niños también se incluyen. Lo que una no espera es que, mientras el smartphone te informa de los acontecimientos más relevantes, oigas cómo tus vecinos pequeños se hagan pasar por forajidos o atracadores, interpelando con sus pistolas de plástico a transeúntes escogidos a dedo. Contemplar a dos muchachos con máscaras o encapuchados, apuntando con pistolas, por muy de plástico que sean, debería hacernos replantear qué estamos haciendo mal, no solo con nuestros hijos, sino con el mundo entero.

Que vivamos en un oasis en el que no se ha presenciado guerra alguna desde hace 80 años, no debería enaltecernos de tal forma que nos permitamos entregar a nuestros jóvenes imitaciones de armas de fuego como sinónimo de diversión. Quizá va siendo hora de que la famosa sentencia ‘son cosas de niños’ deje de utilizarse como argumento.