IGLESIA CATÓLICA

Abusos y celibato

Dionís López // Barcelona

Cada día aparecen nuevos casos de abusos sexuales en la Iglesia católica. Hace ya muchos años que esto ocurre en diferentes países. Recordemos la película Spotlight, ganadora de un Oscar, donde se detalla la investigación de un diario de Boston sobre más de cien casos que fueron escondidos o encubiertos por las autoridades eclesiásticas.

Ante esta grave situación, la Iglesia no ha dado ninguna respuesta efectiva para resolverlo. Hace un par de semanas, el papa Francisco convocó una reunión en el Vaticano con el fin de estudiarlo y encontrar soluciones. La conclusión ha sido decepcionante para las víctimas de estos abusos y sus familias. El acuerdo de denunciar todos los casos que se conozcan a partir de ahora puede no aportar ninguna solución real. ¿Quién garantiza que los abusos que se conozcan lleguen a ser denunciados? ¿Qué procedimientos se seguirán? Muy oscuro y poco esperanzador. Algunos creemos que la principal causa de los abusos es el celibato obligatorio. Es una medida contra natura, muy difícil de llevar a cabo por la necesidad de todos los hombres de mantener una actividad sexual sana y equilibrada. No todos los sacerdotes pueden lograrlo y caen en la tentación. El papa Juan Pablo II ya dijo en 1993 que el celibato no es esencial para el sacerdocio y que no es un mandato de Jesucristo.

Agricultura

Justicia para el campo

Diana Meléndez // A Coruña

Estamos acabando con la riqueza paisajística, cultural y con la gran posibilidad de puestos de empleo que tiene el campo gallego. Lo estamos penalizando sometiéndolo a las necesidades del consumismo. Obligamos a que los productos del campo, incluida la leche, sean cada vez más baratos para el sistema consumista. Por un lado, para que las personas con holgada capacidad adquisitiva puedan tener abundancia y tirar lo que les sobre o lo que no necesiten, cosa que pueden hacer si los precios son bajos. Por otro lado, los precios también tienen que ser bajos para las personas que son víctimas a su vez de salarios bajos, probablemente por el mismo motivo por el que los salarios son bajísimos para la gente del campo: competitividad desleal en los precios, sometidos a la tiranía de las grandes superficies y grandes empresas en general, y acumulación de la riqueza en muy pocas manos. Esto es evidente, y lo saben los políticos. ¿Cuándo vamos a ver a unos políticos lo suficientemente valientes para afrontar esto, que nos afecta a todos?