Viajar en avión

Es por su seguridad

Alba Hernando // Barcelona

Soy azafata de vuelo. El nombre apropiado es TCP (tripulante cabina pasajeros), y cada día veo cómo los viajeros no hacen ningún caso de nuestras recomendaciones ante situaciones de emergencia y seguridad. El vergonzoso hecho que los pasajeros se detuvieran a llevarse su equipaje de mano en el accidente de Moscú provocó que otros tantos muriesen calcinados, entre ellos, un compañero de profesión haciendo su trabajo. Atiendan cuando les digamos que no se levanten si está puesta la señal del cinturón, cuando recomendamos llevar el cinturón durante todo el vuelo, cuando se indica no levantarse del asiento hasta que el avión se haya parado completamente... Y, en caso de evacuación, nunca cojan el equipaje de mano. Siempre es por su seguridad.

Discapacidad

Por convicción

Dani Carvajal // Barcelona

En estos tiempos que corren, en que se producen cambios sociales y culturales a una velocidad vertiginosa, todavía existen colectivos que no logran avanzar a la misma velocidad que el resto. Me refiero a las personas con alguna discapacidad. En la actualidad, observamos que existen numerosos espacios que se adaptan a las realidades de las personas con discapacidad, potenciando estos cambios arquitectónicos la autonomía personal de estos colectivos, pero sabemos que en la gran mayoría de los casos estos cambios se hacen por obligación y no por convicción. En los diferentes lugares que se adaptan a las necesidades de estos colectivos -bares, restaurantes, edificios públicos, etcétera- también vemos que existe una baja contratación laboral de estas personas. Esta realidad los estigmatiza y los aleja de la sociedad. Así pues, dejemos de hacer las cosas por obligación y empecemos a hacerlas por convicción, solamente de esta manera lograremos avanzar todos a la misma velocidad.

MADUREZ

Aprender en la infancia

Cristina Casals // Barcelona

En ocasiones, se habla de madurez frente a un adulto o un adolescente aduciendo que es inmaduro o, por el contrario, muy maduro. Pero, ¿dónde están los límites en cada persona? La evolución psicológica de la persona está marcada por la afectividad en la infancia. En esa fase, la labor de los padres en el desarrollo de su razón y su voluntad es fundamental. La madurez debe encontrar un equilibrio entre la cabeza (razón y voluntad) y el corazón (afectividad), y dicho equilibrio debería ser jerárquico, dado que la razón es lo que nos diferencia del resto de animales. En este proceso de maduración es capital la educación del carácter, que permite que la razón vaya ganando terreno a la afectividad, y en las etapas de la infancia y la adolescencia es cuando dicho carácter determina el tipo de personalidad. Lo que no se aprende de niño es más difícil aprenderlo de adulto.