SALUD MENTAL

La llave para salir del estigma

Óscar Pujol. Desempleado

Los enfermos mentales somos, probablemente, el último eslabón de la larga cadena de colectivos estigmatizados. Es triste que a la dificultad intrínseca que supone estar en permanente desacuerdo con uno mismo, se le añada la ignorancia y el miedo atávicos de la sociedad, que derivan en un (des)conocimiento y la consiguiente divulgación de este mundo plagados de clichés sesgados: confusión o anacronismos en el uso del lenguaje psicopatológico, banalización o caricaturización de la enfermedad, asociación a menudo gratuita o exagerada entre la patología y la insensibilidad, el deterioro cognitivo, el aislamiento social, la inadaptación académico-laboral, la criminalidad... También es frecuente la discriminación positiva, consistente en atribuirnos un aura de atractiva excentricidad y/o genialidad, o bien en compadecernos o victimizarnos. Pero la realidad es mucho menos dicotómica y mucho más matizada y, actualmente, el esfuerzo y la abnegación de las diferentes partes implicadas --afectados, familiares y allegados, médicos, trabajadores sociales, Administración...-- así como la progresiva concienciación de la ciudadanía, minimizan extraordinariamente el riesgo de descompensación o brote y mejoran exponencialmente nuestra calidad de vida. No obstante, a pesar de todo ello, si queremos salir del armario, no podemos esperar indefinidamente a que los colectivos mencionados nos revienten la puerta, porque en el fondo somos nosotros quienes tenemos la llave. Utilicémosla, pues.

VACACIONES

Para reforzar vínculos

Noelia Vázquez (Mérida)

Con el verano a la vuelta de la esquina, el descanso de los padres y las madres de familia es un tema recurrente, y la frase «¡Felices vacaciones!» no siempre es bien recibida. Durante todo el curso, la mayoría de los niños ha sorteado con éxito el trato con diferentes profesores, monitores, niñeras o canguros ya que, por lo general, su capacidad de adaptación es mucho mayor que la de un adulto. Pero a veces proyectamos en nuestros niños nuestra propia resistencia a los cambios y los hacemos dependientes de aquellas personas que solo deberían complementar su educación. Me preguntaba si este período no lectivo no sería un buen momento para reforzar vínculos con el verdadero referente: ese que nos viene dado por naturaleza y que, precisamente por eso, nada ni nadie nos podrá arrebatar nunca.