Desde hace un año

Ruidos de obras

Pedro Luis Barrantes Guerrero // Cáceres

En Pedro Romero Mendoza, 19, de Cáceres, hay unos locales en obras, en principio, desde hace ya más de un año. En dicho local no hay luz, por lo que tienen desde primeras horas de la mañana un motor generador que si ya en invierno, que tenías las ventanas cerradas, era molesto, ahora es imposible abrirlas por el ruido que genera, un ruido constante (menos a la hora del bocata que lo apagan seguro porque les molesta).

Ya fue comunicado al ayuntamiento, pero según ellos son horas de trabajo y se puede. Yo dudo que en estas condiciones se pueda. En cuestión de decibelios, yo he medido hasta 57db con una aplicación del móvil, pero espero hacerlo con uno profesional.

Por su puesto, que no estoy en contra de que se hagan obras, pero es que se alarga mucho en el tiempo con el mismo problema y no se de quien depende si de diputación o del ayuntamiento o de ANEx, (como pone en el cartel), pero si no tienen para el enganche de la luz, malamente van a tener para otra cosa.

Pero la cuestión es que aquí, con ese ruido constante durante tantas horas seguidas, es molesto e insano porque hay niños, gente mayor que de esta manera es imposible vivir y menos descansar, ya que estamos tanto por la calidad de vida con respecto al ruido y lo que ello conlleva.

El 28 de mayo hablé con el encargado y me derivó a las oficinas de la Universidad Popular que tienen en las naves en Pinilla al lado de los campos de fútbol y me comentaron que ese local es del ayuntamiento, que ya solicitaron en tiempo que les engancharan la luz, pero que hasta el día de hoy no tienen noticia. Incluso me invitó a que lo denunciara al ayuntamiento. Ya no solo por el ruido, si no por el gasto de gasolina a diario que eso conlleva. El compresor mientras estoy escribiendo este texto sigue funcionando y sonando, y por lo que veo los alumnos están sometidos constantemente a ese ruido y no veo que lleven ningún tipo de protección.

RICOS CON SENSIBILIDAD

Pseudofilántropos

Pedro Serrano // Antoñán del Valle (León)

He leído en alguna parte que 19 multimillonarios estadounidenses desean ansiosamente pagar más impuestos. Al parecer, tienen tanta sensibilidad social que quieren que se cree un impuesto federal del 1% para las familias más acaudaladas.

Cuando leí la noticia, la primera reacción fue de sorpresa por raro y extraño. Después me invadió un fuerte sentido de culpabilidad al pensar que quizá los ricos no eran tan avaros como yo pensaba. Y, más tarde, después de una breve reflexión, llegué a la conclusión de que en esta generosa propuesta tenia que haber gato encerrado. Y efectivamente lo hay, y además es pardo. Lo que en verdad encierra la propuesta de estos potentados, en apariencia revolucionaria, no deja de ser una maniobra artera para ganarse la simpatía de la sociedad con unas migajas y seguir aumentando las deducciones del gravamen de sus impuestos hasta pagar muy por debajo del común de los currantes.

Si los ricos nunca han sido tan ricos y nunca han estado tan bien vistos, a lo mejor es que sus fundaciones y sus gestos filantrópicos esconden, maquillan o legitiman procedimientos cuestionables o injustos que les permiten enriquecerse de forma desmedida e insultante.