MANIFESTACIONES

La calle es de todos

Fermín Espinosa Romero // Madrid

Es un partido muy desmemoriado. Fue fundado por quien afirmó y practicó del modo más cruel, incluso en periodo democrático, cuando las vías públicas se llenaban de manifestantes contra su partido, que «la calle es mía». Ahora, por el contrario, perdido el poder, el PP grita que «la calle es de todos», denunciando a quienes excluyen de un acto a su entrañable socio, Cs. El pequeño detalle es que no se le ha expulsado de la calle, sino del interior de una manifestación en la que, excluido por sus organizadores, intentaba colarse para disimular que era socio de Vox, enemigo directo de lo que éstos reivindicaban en el Gay Pride de Madrid 2019.

La Constitución

¿Reformar el 99?

¿Para qué?

Miguel Fernández-Palacios Gordon // Madrid

En teoría Pedro Sánchez propone reformar este artículo de la Constitución para evitar situaciones de bloqueo político.

En mi modesta opinión, los bloqueos se producirán, y más a menudo, porque deberá llegarse a continuos acuerdos que aún no se tienen, acarreando mayor inestabilidad: a cada intento de sacar adelante un proyecto de ley, a la hora de aprobar presupuestos…. Hay que ser valiente, mirar a Europa y adquirir su cultura de alcanzar pactos de Gobierno con otros; educarse en debatir para tratar de convencer a quien mantiene opiniones diferentes y, al menos, lograr puntos de encuentro que lo haga aliado nuestro, con todas sus consecuencias y responsabilidades. ¿No será mejor parlamentar y llegar a alianzas de coalición que aseguren toda la legislatura que no vivir en un continuo ¡ay!?

En la política

Gallos de pelea

Ignasi Castells // Barcelona

Las peleas de gallos fueron legalmente desterradas de la mayoría de comunidades autónomas hace unos años, pero la medida solo afectaba a los gallos con cresta, los de los gallineros. Los otros gallos, nuestros combativos líderes políticos, no envainan sus espolones ni para echarse una siesta. Los recelos y las maniobras defensivas de los que ya detentan el poder, frente a las piruetas y artimañas de los aspirantes que pretenden ganarse una parcela, no son más que la recreación incruenta de las despiadadas disputas que mantienen las belicosas gallináceas para hacerse con el control del corral.

En nuestro caso, no obstante, la sangre no llegará al río y la tozuda aritmética forzará un final negociado sin vencedores ni vencidos y en el que líder se verá obligado a compartir el poder cediendo un modesto taburete -o dos- a cambio de conservar el preciado sillón presidencial. Así es la política, así somos los humanos.