INCENDIOS

Las lágrimas de Gran Canaria

Alba Morillo Moruno // Azuaga (Badajoz)

La isla llora entre llamas mientras miles de especies animales y vegetales han quedado

relegadas a un par de cenizas. Vecinos exhaustos que han pasado varios días sin poder regresar a sus casas y llenos de incertidumbre al ver que perdían a su isla.

Al ver las imágenes, solo se me ocurre una palabra para definir ese paisaje calcinado cuyas llamas intentaban irrumpir en numerosos hogares: Desolador. Y quizás, esa era la sensación que sentimos ante aquel vídeo en el cual caía la emblemática aguja de la catedral de Notre Dame de París. Sin embargo, en esta ocasión he echado de menos acciones que se llevaron a cabo en aquel fatídico incendio. Aún recuerdo como la prensa de numerosos países llenó sus portadas con esa noticia o incluso las redes sociales se inundaron con muestras de solidaridad y con el único deseo de una pronta reconstrucción.

Pero ahora, me ha faltado ver esa empatía con el pueblo canario y con ese pulmón de la Tierra devorado por el fuego. También, me hubiera gustado escuchar más asociaciones como Greenpeace, grupos animalistas o ecologistas porque son en casos como estos cuando deben de tomar la palabra y defender la biodiversidad atrapada por el incendio.

Aunque en medio de todo esto, he de destacar la labor del ejército, bomberos, protección civil y demás efectivos que han estado día y noche sin apenas dormir y llegando a interrumpir su periodo vacacional para contribuir a extinguir al peor enemigo del bosque. A los vecinos por su eterna paciencia y confianza en que pronto volverían a sus casas. Y a todo aquel que haya aportado su granito de arena para hacer un poco más fácil esta situación.

Ojalá, que esto nos sirva de precedente para evitar incendios futuros de tal magnitud y que los políticos se involucren más con este tipo de situaciones pudiendo dar también una mayor visibilidad de lo ocurrido por ejemplo visitando la zona.

SEGURIDAD CIUDADANA

Faltan más leyes

Juli Martí // Badalona (Barcelona)

Trabajas toda la vida para comprarte una vivienda y cuando regresas de pasar un fin de semana fuera te encuentras a unos jóvenes que se han apoderado de tu piso. Avisas a la policía que no los echa, te dicen que pongas una denuncia y que no se te ocurra cortar la luz, el agua ni el gas. No hay ninguna ley que proteja la propiedad privada. Otro ejemplo: te roban en la calle o en el metro; la policía detiene al ladrón, pero te informa de que ya lo han hecho más de 500 veces. No hay ninguna ley que castigue la reincidencia. ¿Alguien ha oído a algún político hablar de los graves problemas de la justicia española que benefician a los delincuentes? No es culpa de jueces ni de policías, es culpa de los políticos, que tendrían que hacer las leyes y que no dotan a la justicia de los medios necesarios.