8 SEPTIEMBRE

Día de Extremadura

Alba Morillo Moruno//Azuaga (Badajoz)

Extremadura sinónimo de hogar lleno de notas perfumadas con romero y tomillo. Hoy os abro las puertas de mi tierra o mejor dicho de mi casa. Como podéis comprobar tiene dos plantas, Cáceres y Badajoz.

Una vez que atravesamos la cancela, recorremos un largo pasillo adornado con multitud de cuadros capaces de resumir un pasado en pinceladas con el retrato de Hernán Cortés, Vasco Núñez de Balboa, Zurbarán o Pizarro entre otros.

Una de las habitaciones tiene un enorme ventanal. Me asomo y veo un auténtico paraíso plasmado en esas dehesas repletas de encinas y alcornoques, en esa campiña, viñedos y ríos que inundan el paisaje: Tajo y Guadiana. Uno de los armarios guarda un tesoro: ese traje regional cuidado con mimo.

Me dejo guiar por mi sentido del olfato hasta llegar a la cocina donde encuentro diversos manjares. Comienzo a degustar el primer plato con esa famosa torta de la Serena para continuar con migas y caldereta.

Hace calor y necesito tomar aire por lo que me dirijo a ese jardín de enormes dimensiones. Me sorprendo a mi misma al toparme con ese hermoso rincón constituido por cerezos. ¡Los famosos cerezos del Valle del Jerte! Y tras ellos una auténtica piscina natural.

Por un momento cierro los ojos y respiro profundamente la calidez de su gente, la belleza de sus blancos pueblos y sus tradiciones.

Sonrío y grito: ¡Bienvenidos a mi hogar y que viva Extremadura!

TERCERA EDAD

Falta un Defensor del Mayor

José Luis Úriz//Villava (Navarra)

Una serie de hechos vividos en los últimos meses con una persona mayor muy próxima hace que me pregunte qué estamento oficial les protege en situaciones complejas.

Supongamos que una persona está casada en segundas nupcias y en ciertos momentos te pide que le ayudes a superar situaciones difíciles con esa pareja. La autoridad, en este caso, la tiene ella, y no los hijos o nietos. A raíz de esa petición, te movilizas para informarte sobre cómo defenderle ante comportamientos deshonestos. Observar la falta de cuidados te subleva y decides recurrir a los organismos oficiales: servicios sociales y policía (municipal, foral o nacional), pero con los instrumentos actuales no se puede hacer nada. Solo pueden intervenir si demuestras que la persona querida está incapacitada mentalmente o existe maltrato físico, que no era este el caso.

El maltrato psicológico, económico o falta de atención quedan fuera de la intervención de las autoridades. ¿Qué pasa si esa persona manipula el comportamiento de la otra intentado aparentar que es agresivo, o que está loco? Nada. ¿Y si maniobra para tener un control mayor del dinero de manera irregular? Nada, porque en el seno del matrimonio no existe el delito económico. Aunque estemos hablando de una persona de 93 años. ¿Qué sucede si a esa persona, diabética con tratamiento de insulina, le compran productos totalmente desaconsejados? ¿Incluso si esa mala práctica alimentaria se refleja en los informes médicos de los numerosos ingresos producidos por hiperglucemia? Nada.

Después de esta experiencia personal, creo que es necesario crear la figura del Defensor del Mayor. Que cualquier problemática se pueda investigar y, en su caso, intervenir. La situación existe, urge tomar medidas.