EL CONFLICTO CATALÁN

¿Se creen que lo conseguirán?

Francesc Buixeda

Jubilado

La denuncia de profesores y alumnos ha descubierto que los rectorados universitarios de Cataluña favorecen al alumnado que quiera abstenerse de asistir a clase para ir a las manifestaciones. La misma situación se produce en algunos institutos, donde los profesores dan el día libre, con la obligación de ir a la manifestación.

¿A dónde hemos llegado? Ni con la enseñanza han acordado que al final del curso se pueda hacer una valoración para compensar la no asistencia a clase. Como es lógico, los alumnos que van normalmente a clase reclaman este agravio comparativo. Estas irregularidades se promueven por la obtención o no de subvenciones por parte de la Generalitat, igual pasa con TV-3 y emisoras de radio públicas. Entonces queda clarísimo que la enseñanza también es adoctrinada en todos sus ámbitos, como los medios de comunicación.

La insoportable situación de Cataluña, donde hemos podido ver y aguantar manifestaciones violentas, huelgas y sabotajes a los servicios públicos, todo promovido por el Govern de la Generalitat con su posicionamiento a favor del desorden, provocado según manifiestan por la sentencia del Tribunal Supremo del 14 de octubre. Dudan de la actuación de los Mossos d’Esquadra, nuestra policía, porque no han actuado tal como hace falta. El mundo al revés.

Me dirijo al Govern independentista de Cataluña: ¿Quieren negociar con el Estado? ¿Y esperan su predisposición? Aprobando propuestas de resolución en contra de la monarquía y poder disfrutar del derecho a decidir, del referéndum, etcétera. ¿Se creen que lo conseguirán? Perdónenme, ustedes son unos políticos con una altura de miras muy baja, si no giran la hoja de ruta nos llevarán a una crisis institucional, y con la recesión económica que se acerca, a un futuro negro.

SOCIEDAD

Morir en soledad

José María Torras

Sabadell

Un nuevo episodio de hallazgo de un cadáver momificado de una mujer octogenaria fallecida en su casa hará unos 15 años pone al descubierto, una vez más, el aislamiento social de ancianos y saca a relucir el desafecto y el edadismo como estereotipificación de personas y colectivos en razón de su longeva edad, reabriendo un debate acerca de la civilidad y la eticidad.

Nadie la echaba de menos. Pagaba puntualmente sus recibos domiciliados por los consumos domésticos y las cuotas comunitarias. No hubo atisbo de humanidad ni solidaridad ni resquicio de sensibilidad. Murió en la más absoluta soledad.

Nadie se ocupa ni preocupa por el convecino. Es el nihilismo de una sociedad cada vez más individualizada, que propicia el indiferente ostracismo en las personas de avanzada edad en un olvido censurable.