ESTADO DEL BIENESTAR

¿A qué llaman estabilidad?

Miguel Fdez-Palacios Gordon - Madrid

¿Qué nos quieren decir cuando desde púlpitos electorales llaman a la estabilidad? ¿Que todo siga igual? ¿Que no haya «peligro» de cambios? ¿Que no se anulen las nefastas reformas laborales? ¿Que no se reviertan los recortes en sanidad y educación? ¿Que no se mejoren las pensiones y que continúen perdiendo poder adquisitivo? ¿Que no se reforme el mercado eléctrico y que no pare de subir la factura energética? ¿Que los ricos y las grandes empresas continúen pagando porcentualmente menos que la inmensa mayoría de contribuyentes? ¿Que se siga acrecentando la dolorosa e inaceptable brecha de la desigualdad? ¿Que no haya fondos para la Memoria Histórica ni la Dependencia? ¿Que no coticen los robots que envían trabajadores al paro? ¿Que no se recupere el rescate a la banca? ¿Que no…? ¡Que no! ¡Basta ya! El progreso es cambio y avance, y es hora de evolucionar dejando de proteger la plutocracia para volver a avanzar en derechos sociales y libertades y poder reconquistar el Estado de bienestar.

JÓVENES

Presión para ser el mejor

Marta Closas - Cáceres

Los jóvenes de hoy tenemos muy grabado el discurso que afirma que tener una carrera ya no es suficiente para encontrar el trabajo que quieres.

Somos conscientes de que si queremos aspirar a determinados puestos de trabajo necesitaremos más. Lo que no nos explican es que con una carrera, un máster y experiencia laboral (no remunerada) tampoco será suficiente. El nivel de competitividad académica y profesional es más alto que nunca. Siempre habrá alguien mejor preparado que tú que aspirará a la misma posición. Los procesos de selección de las empresas y universidades se tienen que basar en otros elementos además de los estudios para decidir quién se merece una plaza y quién no. La presión que hay para ser el mejor en lo que te gusta es más alta que nunca. ¿Será alguna vez suficiente lo que hacemos para llegar a donde nos proponemos?

FIESTA DEL CINE

Estrenos de películas a buen precio

Myriam Cornadó - Barcelona

Cada vez que tomo la decisión de ir al cine a ver una película tengo que tirar de los ahorros que tengo. Con los precios tan altos, te acaba saliendo más a cuenta viajar. Evidentemente, ya ni contemplo la opción de vivir al completo la experiencia del cine: si al precio de la entrada le sumamos el de las palomitas y la bebida, ya no puedo hacer ningún plan más hasta el mes siguiente. Por eso, cada vez que anuncian la Fiesta del Cine, el WhatsApp se bloquea. De repente, todos coincidimos y encontramos tiempo para disfrutar de los últimos estrenos a un precio estrella que nos podemos permitir. Bienvenida sea la Fiesta del Cine.