Ya comenzaron lasobras del atropello

Las obras de la ronda Norte de Cáceres ya han comenzado. Y con ellas el atropello urbanístico y medioambiental más importante de la historia de esa ciudad. Las zonas verdes más bonitas y emblemáticas de la ciudad quedarán afectadas irremediablemente por una carretera que se compone de dos carriles por sentido y mediana. Es una pena que esta zona consolidada como zona verde, pulmón de Cáceres y área residencial quede destruida por una carretera innecesaria, máxime cuando ya existe un proyecto del Ministerio de Obras Públicas que rodea la Sierrilla configurando un verdadero cinturón viario. Todo el mundo comenta por la calle que esa carretera es un horror, pero no nos hemos movilizado, algo que caracteriza a los cacereños, en contra de su construcción, y ni Adenex, ni asociaciones de vecinos, partidos políticos, prensa, etcétera, han hecho nada para evitarlo.LUIS CORRALES GARCIA. Cáceres

Mejorarla historia

Breve fue el tiempo y denso el tema. Sólo tres días reunidos. Un grupo heterogéneo de estadistas, ministros, laicos, periodistas, empresarios, sacerdotes, se han congregado bajo una misma idea: cambiar el rumbo de la historia. La que vivimos, hacemos y conocemos.

El proyecto no es utópico, si nos lanzamos sin miedo y con audacia. Para los cobardes, los héroes siempre les parecieron unos locos.

Es el reto de nuestro tiempo y ambiente. Es enorme su dimensión y debemos afrontarlo con energía y valor. Las circunstancias lo reclaman desde la verdad y la justicia más rigurosa juntamente con el bien integral del ser humano.

No podemos luchar como francotiradores. La sociedad necesita solidaridad sincera porque los hombres no son islas. Tampoco podemos permanecer independientes e inactivos o irresponsables ante los problemas que reclaman urgencia.

Un egoismo criminal nos embriaga en sus múltiples ramificaciones que siembran odio, ambición, desastres, guerras y envenenan el amor. Para los verdaderos héroes no existen dificultades ni obstáculos insuperables, ni montañas o abismos insalvables.

Contamos con ayuda eficacísima. La que el poeta Celaya llama "un arma cargada de futuro".

No nos dejemos cegar por el fatalismo de los necios. Porque los hombres son voluntad, cantó, hace dos milenios, otro poeta inmortal.

Los peligros enardecen a los valientes. Los grandes toreros buscan los toros bravos que arremeten con nobleza.

Luchemos sin miedo. No apaguemos la antorcha; es preciso esparcir su luz desde las cumbres, para iluminar y despertar el mundo.TEODORO FERNANDEZ. Cáceres

Un recuerdo aJosé Dacosta Oliveira

El próximo mes de enero hará un año del fallecimiento en Moraleja de nuestro capataz y compañero José Dacosta Oliveira. Con esta pequeña carta quiero recordarle y decirle que cuantos te criticaron hoy se acordarán de ti.

Igual que nosotros notamos el vacío que has dejado aunque vemos una estrella más en el firmamento. La verdad nos hace llorar y no podemos expresar todo lo que nos diste a través de los años.

Ahora perteneces al cielo, pero tu amor siempre crecerá.CLAUDIO TORRES TORRES.Coria

Una gallegaindignada

Soy una gallega que regresaba el martes por la noche de viaje por Castilla y al entrar en mi tierra paré en un restaurante de Ourense. Allí vi aparcados tres autobuses. El sitio estaba lleno de chicos jóvenes y me pregunté ¿de dónde serán?

Estos vienen de limpiar nuestra costa, daban vida y alegría al lugar, sus vestimentas, sus risas, y sobre todo hacían ruido, un ruido con mucha educación y respeto. Me gustaron esos chicos.

Pero me sentí una vez más en esta última temporada indignada como gallega. Estos chicos de Cáceres recibieron un trato pésimo en ese restaurante de ruta, restaurante San Rosendo.

Quedé sorprendida cuando una de las chicas en la barra y con educación reclamaba su bocadillo y el camarero se reía de ella y no le hacía ni caso. Cuando otro de estos chicos formuló con toda educación su queja de que una máquina de esas de monedas se había quedado con su dinero y no le había dado el producto, ¡ni caso le hicieron! Y, sobre todo, me sentí indignada cuando ellos se fueron y los del restaurante dijeron "xa se foron os porcos¡", (ya se fueron los cerdos). Tuve que irme sin terminar mi consumición.