Víctimas de un sistema económico injusto

Hace un año y medio comenzó todo. Entonces fue más un grito de rebeldía que un movimiento verdaderamente articulado: por una vivienda digna. En aquellos días dijimos que la situación era insostenible y que la economía del ladrillo tenía unos cimientos poco sólidos. La respuesta del poder era una sonrisa de conmiseración, como diciéndonos que el precio de la vivienda nunca bajaría y que el ladrillo gozaba de una salud de hierro. En septiembre, una amiga que ha hipotecado su vida se mostró esperanzada por la bajada del euríbor. No te alegres, le dije, porque si no te pueden subir la hipoteca, otra cosa te subirán. Y así sucedió. No hace falta ser Keynes ni Tamames; basta con entender el alma de este injusto sistema económico que trata a las personas como a un activo económico más para invertir. Esta máquina se nutre de las vidas de los demás para aumentar su ritmo; la humanidad es la gasolina que mueve esta locomotora desbocada que conduce un tren presto a estrellarse contra la propia humanidad. No importa que la gente pierda su empleo, que mueran niños que pisaron donde no era, que el ambiente envenenado esparza el cáncer por doquier. Veo a una pareja que espera un hijo haciendo cuentas a fin de mes; veo a mi vecino, trabajador que ya no trabaja; veo a una juventud sin formación ni esperanzas. Ojalá todos nos nos apeáramos mañana de este tren. Levantémonos del sitio, plantémonos enfrente del poder y digamos todos juntos: se acabó. Lo sé, soy un ingenuo; la gente no se va a plantar, es imposible. Hace tiempo que dejamos de ser hombres libres, o tal vez ya no seamos ni tan siquiera hombres.

*Daniel Jiménez

Yo tampoco fumo

Leyendo la carta de Iñaki Campomanes Dejo de fumar (publicada, en la sección Cartas al director , el domingo 6 de enero), deduzco que ya tenemos otro converso que maldecirá a los fumadores sin hacer primero un acto de contrición, ni pedir perdón por el humo que él ha hecho tragar a los demás. Su método de no ir a la cafetería habitual es tan bueno como cualquier otro que permita dejar la adicción al tabaco. Yo, que fumaba unos 50 cigarrillos al día, recurrí al sistema de decirme a mí mismo: ¡pero si ya no fumo! Así lo dejé, hace dos años, y no he sufrido mono de ninguna clase. Claro, si ya no fumo...

*Rafael Oriol

Juegos individuales

Como profesor, a veces tengo que responder a cuestiones muy concretas. Por ejemplo, los alumnos me preguntan: "¿Qué videoconsola tengo que comprar?". Seguramente esta pregunta está provocada por el choque social entre la generación de los 40 con la de nuestros hijos, por la desconfianza en lo desconocido. A mí me gusta la tecnología y muchas veces he respondido a esta cuestión. En el mercado hay tres grandes videoconsolas: la Wii de Nintendo, la Play Station 3 de Sony y la Xbox 360 de Microsoft. La más educativa y entretenida es la Wii, además de la más cooperativa, aunque es la que tiene peores gráficos. Yo la recomiendo para los niños de entre 6 y 13 años. También recomiendo el juego Eye Toy de Play Station . El resto están dirigidas a gente más mayor. Mi opinión como educador sobre las videoconsolas portátiles es que son muy individualistas y poco cooperativas. Por eso no las recomiendo.

*David de las Heras

Un agua, 5,5 euros

Estuve en una cena de empresa hace unos días. Como me tocaba conducir a mí, no bebí nada de alcohol, ya que nos han inculcado que si bebes, no conduzcas. Mi sorpresa fue que al pedir un botellín de agua el camarero me cobró 5,5 euros. Es indignante que por un combinado se paguen 8,5 euros, y por un agua, 5,5. ¿Cómo puede ser que la gente de conciencia tengamos que acabar pagando por ser responsables? Se deberían revisar las cartas de precios de ciertos lugares para comprobar que este tipo de situaciones no vuelva a suceder, ya que considero que es un abuso.

*Daniel Hidalgo