MAL POR RAJOY

Gallardón

Juan F. González Carrascal

Cáceres

mEl miércoles, con nocturnidad y alevosía, se produjo lo que era un secreto a voces en el Partido Popular, que en las filas de los mandamases del partido no cabían militantes con ideas más o menos progresistas o de derecha moderada. El alcalde de Madrid fue aniquilado de sus aspiraciones políticas de lo que sin duda alguna hubiese sido una corriente de aire fresco y respirable en la derecha más radical del Partido Popular.

El señor Rajoy ha metido la pata hasta el cuello, lo cual no está mal porque por fin los que tenían alguna duda respecto a las ideas de progreso del Partido Popular con este hecho le deben de quedar las cosas muy claras. Por cierto y aviso a navegantes de patrón del partido con ideas similares a las de Gallardón, como dice el refrán "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar".

CRITICA A LA SANIDAD

Vaya hospitales

Juan C. López Santiago

Jaraíz de la Vera

cDurante estos días estamos siendo testigos del caos que reina en los hospitales donde los pacientes se hacinan en los pasillos a la espera de que les asignen una cama, cosa que no suele ocurrir antes de varias horas. Mientras tanto los enfermos han de sufrir las consecuencias de una previsión nula por parte de las autoridades sanitarias que se jactan de haber trenzado una red idílica, en lo que a Sanidad se refiere, donde la asistencia a cualquier persona está garantizada y además gratuita. Si un repunte de gripe es capaz de colapsar de tal manera los hospitales, no quiero ni imaginar qué ocurriría si se declarara una verdadera epidemia. ¿También estaría garantizada una asistencia digna, o son simplemente soflamas que no tienen otro objeto que el auto bombo? Por desgracia es una realidad que las colas en los centros de salud sean enormes, que la atención con que se nos suele tratar en ocasiones raye en la humillación. Y es a este colectivo, el de los profesionales, a los que habría que controlar de forma especial e insistir en el esmero con que deben dirigirse a los pacientes, en especial a los ancianos.

El estado de los centros hospitalarios en Extremadura y Plasencia en concreto son surrealistas, atesoran un retraso respecto a otras comunidades de décadas, ¡pero si los centros penitenciaros están más cuidados y son más modernos! No es de extrañar que con estas políticas tan desafortunadas, de instalaciones obsoletas y trato agresivo proliferen las compañías privadas. No nos marchamos, se nos echa. Como a un servidor.

RELACIONES LABORALES

Despido interior

Pedro Serrano Martínez

Correo electrónico

mEste es el nuevo término acuñado para definir la situación psicológica en la que, al parecer, miles de trabajadores realizan su labor diaria. El despido interior viene a significar que el trabajador se ha autoexcluido de los objetivos y proyectos de la empresa; está resignado, frustrado, desmotivado y no se siente estimado ni valorado. El empleado está presente físicamente en su trabajo, pero mentalmente está despedido, está ausente.

Esta situación anormal convierte la vida laboral del afectado en un calvario difícil de soportar que puede terminar afectando la salud psíquica y física del trabajador. Pero, evidentemente, también la empresa sale perjudicada por esta situación laboral anómala debido a la merma significativa en el rendimiento y creatividad del trabajador.

Aunque las causas de este problema pueden obedecer a cuestiones de tipo personal, también es cierto que, a pesar de la retórica existente, los departamentos de personal, a veces, se olvidan de los trabajadores, considerándolos como meras máquinas de las que se espera el máximo rendimiento sin prestarle la más mínima atención.

Y si a las máquinas se las engrasa, limpia y repara cuando lo necesitan, con más atención se debería cuidar a las personas dedicándoles los cuidados físicos, psíquicos y monetarios necesarios para que puedan ofrecer lo máximo y mejor de sí mismas.

No se puede generalizar, pero, cuando en los discursos empresariales se enfatiza que los trabajadores son el principal patrimonio de sus empresas, no puede uno menos que sonreír escépticamente y preguntarles: si así fuera, ¿por qué razón descuidan ustedes tanto su patrimonio?