Servicio sanitario´tercermundista´

Quiero significarle mi gratitud por dejar constancia de mi protesta, la cual trae su causa en el trato que recibió mi padre, (tres días antes de fallecer debido a un cáncer terminal), por parte de los servicios sanitarios de nuestra comunidad.

El 3 de diciembre del pasado año, mi padre tuvo que acudir a la consulta de Oncología en el hospital Virgen del Puerto, en Plasencia, como nosotros residimos en Abadía, y debido a la gravedad de mi padre se nos trasladó en ambulancia hasta Plasencia.

La consulta tuvo lugar a las 11 de la mañana. Antes de terminar la misma, la enfermera llamó a la ambulancia para que estuviese en la puerta. Cuando bajé a urgencias la ambulancia no había llegado. La estuve esperando una hora y media, después de llamarla varias veces, durante ese tiempo mi padre estaba con constantes dolores en la sala de espera, por los sillones.

Mi sorpresa fue mayor cuando al llegar la ambulancia, en la misma se encontraban dos personas, cuando nosotros, debido a la enfermedad de mi padre, teníamos concedida una ambulancia de urgencias e individual, no colectiva.

Por lo que el trayecto, que dura veinte minutos escasos, se convirtió en un viaje de una hora y media, ya que tuvimos que dejar a una señora en Cabezabellosa, un pueblo de la sierra. Durante el viaje mi padre se puso peor, no sólo con dolores sino con descomposición y vómitos (tuve que tirar su ropa cuando llegamos a casa).

Durante todo el trayecto recriminé al conductor su actitud, diciéndole que teníamos que ir en una ambulancia individual, contestándome que él sólo recibía órdenes. Mi padre murió a los tres días de ese viaje, y nunca perdonaré el trato tan denigrante que tuvo que sufrir pocos días antes de su muerte.MARCIANA MORA TORRESAbadía

Adiós, FernándezPirfano

Querido José Luis:

Acaba de marcharse, discretamente y sin previo aviso. Demasiado pronto. Hoy es uno de esos días en los que la vida se plantea de forma absurda y las preguntas no se responden. La evidencia del dolor avisa que esto no es un mal sueño y nos recuerda por enésima vez la fragilidad de la existencia que tantas veces nos empeñamos en complicar.

José Luis Fernández Pirfano era un hombre educado, sencillo, cordial y afable. Valores que por desgracia no abundan en las relaciones humanas.

Así, desde la discrepancia o las distintas posturas ideológicas, con él era muy fácil mantener esa relación de respeto mutuo.

Por la parte que me corresponde, muchas gracias José Luis. Un beso.M. ANGELES MARTINDE PRADO CIDONCHA. Badajoz