UNA MADRE AGRADECIDA

A los miembros de la Asociación Entrencinas

M. Isabel Ponce Díaz

Cáceres

Por la labor prestada por un grupo de personas voluntarias, dirigidas por el IMAS, miembros todos ellos de la Asociación Entrencinas, hacia nuestros hijos en la ludoteca Rodríguez Moñino, usuarios de la misma, quiero transmitir a través de este medio de comunicación unas palabras de reconocimiento a su trabajo diario no exento, a veces, de dificultades y desaires por parte de nuestros hijos u otras personas.

Como dije, este grupo de voluntarias, que ofrecen a nuestros niños momentos de ocio lo más agradables posible, descargándonos unas horas a los padres de su cuidado, vienen prestando una encomiable labor de formación complementaria a la que reciben en el colegio y de mucha ayuda para su futuro. Yo, al menos, estoy muy agradecida con su labor diaria y sé que dejo a mi niño en buenas manos, pues son el colmo de la paciencia, le dan mucho cariño y le enseñan a hacerse un hombrecito, que no es poco...

Gracias, de todo corazón, a ese gran equipo humano que tiende su mano a quien, como la que suscribe, lo necesita.

SONDEOS ELECTORALES

Descanso dominical

Ignacio Caballero Botica

Correo electrónico

Estaba disfrutando de mi descanso semanal cuando en las noticias de la cadena cuyo sentido sería el del niño que ve muertos, se descuelgan con un sondeo electoral sobre intención de voto para las elecciones del año 2012.

Puntualizan, para más Inri, que los datos hablan de "voto decidido"... es entonces cuando me planteo si la gente habla de lo que quiere o son los medios los que imponen los temas que son de actualidad.

Me temo que se trata más bien de lo segundo... de la imperiosa necesidad de que las aguas siempre estén revueltas, para acudir a los socorristas de turno (opinadores y analistas de pacotilla), que nos saquen de nuestra ignorancia supina a través de debates y sondeos que no nos interesan. Como decía Kubrick: nos preocupan por lo equivocado.... o eso intentan.

´SOY UN TAMAGOCHI´

´Maniático delos escaparates´

Domingo J. Frades Payo

San Martín de Trevejo

Una representación bidimensional del fragmento de un objeto real puede resultar perturbador por la dificultad que el observador pudiera tener para identificar esa realidad, tan tangible como el soporte de dicha imagen y tan frágil como el cristal de, por ejemplo, un escaparate.

La selección de las ideas que mueven a un dibujante a realizar ciertas imágenes suelen pretender ser novedosas, si bien los trabajos más clasicistas parecen no pertenecer a ninguna época determinada, son engañosamente intemporales. Partir de cero frente al papel no es un reto sino un trabajo producto de pensamiento previos al hecho de fijar imágenes en un soporte. Dislocar los elementos, tergiversar una imagen con sólo unirla a otra, distorsionar la realidad con la única ayuda de las líneas de un lápiz no resulta cómodo ni sencillo, no es ningún juego. En dibujo prima el concepto sobre su voluble representación. La misma idea permite simultáneas muestras en multitud de soportes y el brain storming es un ejercicio práctico donde realmente se ve la capacidad de un artista para imaginar... el resto es oficio , no por ello esto último llega a ser menos importante. Pero, en absoluto, lo considero el fin por sí mismo de las obras.

La unión de la capacidad creadora y del buen manejo del oficio permite que el artista se mueva por campos yermos que convertirá en fértiles si el producto resulta interesante, no sólo atractivo. Lo práctico en, por ejemplo, un poema visual u objetual consiste en que éste sea entendido por cualquier persona sin necesidad de añadirle más explicaciones que las que el título indique.

El manido tópico del artista maldito puede que realmente sea un engorro para quien lo vive. El facsímil Maniático de los escaparates parece moverse en las catacumbas o a la espera de que alguien hable sobre ello, permitiéndome la licencia de afirmar que varios años de trabajo son algo más que garabatos sobre papeles; se trata de una conjunción entre vida y obra no sólo representativa de mi experiencia sino de la de multitud de personas de la generación de principios de los 70 en España.

El collage Tengo 37 años y vivo con mis padres. Soy un tamagochi no es ninguna simpleza humorística, es el retrato de quienes nacimos al tiempo que la Democracia y vivimos a caballo entre las nuevas tecnologías y enviamos currículo buscando trabajo para intentar independizarnos.