Obispos mileuristas

Me ha asombrado que el obispo de Alcalá de Henares, Jesús Catalá, haya dicho que los obispos son mileuristas. Yo no lo soy, gracias a Dios; mejor dicho, gracias al trabajo que hago en mi empresa. No vivo en ningún palacio, mi coche es de gama baja, no tengo chófer, ni servicio doméstico, pago de mi bolsillo el agua, el gas, la electricidad y el teléfono. Si los obispos se declaran mileuristas, ¡yo quiero ser mileurista como ellos!

Gregorio Francia Ortiz

Situación insostenible

Los placentinos tendremos que esperar a después de ferias para que la junta local de seguridad de Plasencia se reúna. Y eso a pesar de que la realidad diaria de la ciudad parece una crónica de sucesos: gorrillas pidiéndote dinero por aparcar en zona azul, una vez has pagado el ticket, así como amenazando a turistas del Parador como recientemente nos informaba la prensa. Robos del cableado público o en viviendas particulares a la caza de elementos de aluminio, ventanas preferentemente y otros objetos de valor. Y para animar las noches placentinas, quemas de vehículos, en esta ocasión han sido dos coches en la calle San Julián y de contenedores en el entorno del ferial del Berrocal. Todo ello sin estar aún metidos en ferias, que cuando estas lleguen, si se suben a hacer tropelías las bandas organizadas que han rondado las ferias de Cáceres, pues apañaditos vamos.

Bien le valdría al equipo de gobierno preocuparse por elaborar esa ordenanza municipal de la que adolece --políticos liberados y bien pagados tiene varios que podrían emplear su tiempo en algo útil y provechoso para la ciudad--, al objeto de luchar contra el vandalismo callejero y reunirse más periódicamente con la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, al objeto de coordinar los esfuerzos de la Policía Local con la Nacional. De no ser así, me temo, que muchos de los votos prestados, en las próximas elecciones, no serán renovados; y luego nos acordaremos de Santa Bárbara.

Javier Caso Iglesias

Guerra de tenedores

Los fogones están que arden. Nuestros cocineros andan a la gresca enzarzados en una guerra de tenedores; uno defendiendo la cocina tradicional, otros, la moderna. Ahora que nuestra cocina estaba alcanzando cotas de prestigio sin precedentes, se arma la de San Quintín y, hala, a debatir. Ya tenemos tema de discusión para una temporada.

Pero, como no hay mal que por bien no venga, a lo mejor, a raíz de esta polémica nos enteramos con qué diablos hacen esos platos tan sofisticados y de nombres rimbombantes. Y, tal vez, cuando sepamos los ingredientes y aditivos que contienen, dejemos de sentir envidia de quienes pueden pagarse semejantes lujos y placeres, y podamos disfrutar, sin complejos, de un suculento cocido de garbanzos.

Pero el verdadero debate deberíamos centrarlo en la cocina más básica y humilde. Es decir, en cómo dar de comer a más de 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Estas personas hambrientas no debaten sobre platos tradicionales o modernos; su debate es si podrán comer mañana.

Pedro Serrano Martínez

La A-66 a su paso por Aldeanueva

Olga Gómez Martín

Públicamente, desde este medio, quiero hacer una invitación personal al ingeniero qu llevó a cabo el tramo de la autovía Ruta de la Plata a su paso por Aldeanueva del Camino. Concretamente, le invito a pasar 15 días en mi vivienda de la calle Camino de las Vegas, para que sienta el placer que supone, cuando lees un libro, ir siempre en coche o en moto; o si tienes una tertulia, no oír ya el canto de los pájaros, sino el del camión que pisa fuerte para subir la cuesta; y no digamos lo que será, ahora que llega el verano, lo de dormir... un sueño inalcanzable.

Desde aquí hago pública la desvergüenza del ingeniero y del alcalde de Aldeanueva del Camino, que dejan a medio pueblo envuelto en un perpetuo y desafinado concierto de rock. Todo, según ellos, porque la barrera quita-ruidos es demasiado cara como para vallar el pueblo. Por favor, qué mezquindad.

Los pueblos merecen un respeto, y usted, señor alcalde, debería saberlo mejor que nadie.