Profesión de prestigio

Algunos medios se han hecho eco de la noticia del castigo a un niño que viajaba en un barco escuela en el islote de Lobos (Fuerteventura). Esta noticia se ha relacionado con la detección, hace meses, de un supuesto centro juvenil de Girona donde se utilizaban jaulas para encerrar a menores también a modo de castigo. Estos son solo dos ejemplos de sucesos que atraen la atención de los medios sobre la profesión de educador. El resto del año ignoran la contribución positiva que este trabajo aporta a la sociedad y, lo que es más grave aún, utilizan el término educador de manera incorrecta. Hace más de 15 años que los educadores sociales gozan en nuestro país de una formación universitaria que permite instruir a profesionales que intervienen en la planificación, diseño e intervención de numerosos centros de menores. Es una profesión de prestigio que desarrolla, junto a trabajadores sociales y otros profesionales, proyectos que también merecerían ser objeto de muchas noticias.

Oscar Martínez

Sobre el lenguaje periodístico

>Es un insulto a la inteligencia de todos los que utilizamos la palabra para expresarnos, el escuchar decir de un locutor de radio y del director de un periódico, que los insultos y las infamias son propias de "la espontaneidad del lenguaje periodístico y/o radiofónico".

El insulto nunca puede ser titular de la Libertad de Expresión... sino más bien su carcelero más rastrero.

El dial de la radio española está repleto de emisoras en las que los profesionales del periodismo no necesitan insultar para mostrar discrepancias. Tampoco los ciudadanos como yo tenemos que recurrir a la descalificación personal para poder intercambiar opiniones.

Para escuchar o leer a una persona en un tono chabacano, hiriente, malsonante y desquiciado, realmente no hace falta que nadie haya estudiado una carrera, ni siquiera que haya recibido un mínimo de educación.

Sólo los necios amantes de los sermones, que necesitan las aguas siempre turbias, se ofrecen como voluntarios para apagar fuegos utilizando gasolina. A lo bonzo sugiero... y de forma espontánea .

Ignacio Caballero Botica

Tarifas eléctricas

Conviene que tengamos presente que nuestro país tiene unas tarifas muy baratas, de las más baratas de la UE. No creo que sea casual que a su vez es de los que más esta incumpliendo el Protocolo de Kioto. Esto me hace recordar la ingenua afirmación: "La electricidad no contamina". Que resulta una gran mentira, pues no lo hace en el lugar de consumo; pero sí al producirse en la mayor parte de los casos, con el agravante de que tiene enormes pérdidas en el transporte. ¿Quién no conoce casos de despilfarro eléctrico? Creo que lo más fácil y coherente son unas tarifas escalonadas. Un precio asequible para un consumo estrictamente necesario. En el caso concreto de las viviendas una cantidad de energía al mes en función de las personas empadronadas. A partir de esta tarifa base, varios escalones, con un claro mensaje disuasorio.

David Pérez Casas

Moderación salarial

Si hay una expresión eufemística que pueda repatear a un asalariado es la de moderación salarial. No creo que haya nadie capaz de negar que la inmensa mayoría de los salarios españoles apenas permiten cubrir las necesidades básicas y demandan del asalariado la práctica totalidad de su vida. Se puede decir que los trabajadores dedicamos el 80% de nuestro tiempo a realizar un trabajo productivo para terceros a cambio de un dinero que nos permite seguir trabajando y poco más. Los salarios en España en época de bonanza han sido cuanto menos exiguos. Ahora que vienen las vacas flacas se nos dice que estos se tienen que moderar. Según la RAE moderar es "ajustar o arreglar algo evitando el exceso". Es decir, que la moderación salarial viene a corregir un exceso que supuestamente se ha cometido hasta ahora al asignarnos el salario. O sea que lo que realmente nos merecemos es un puchero, un catre en el tajo y... a currar, mamarracho.

Mario López Sellés