DEL DOLOR A LA AYUDA

Agua para Etiopía

Susanna Reberschak

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Me llamo Susanna y soy italiana. Mi marido es arquitecto. El 28 de enero nació nuestro hijo Davide, y el 21 de febrero falleció de una enfermedad respiratoria. Tres meses y medio después, a mi marido lo despidieron del despacho argumentando que no había proyectos. Entonces aprendimos a relativizar los problemas; habrá mil caminos, mil puertas que se abrirán. Hemos perdido a nuestro hijo, y luego un trabajo, pero aún no hemos perdido ciertos valores. Hemos decidido transformar el dolor en un gesto solidario y, gracias a la ayuda de mucha gente y a través de una oenegé, estamos reuniendo el dinero suficiente para hacer dos pozos de agua en Etiopía, que se llamarán Davide y Angel del Agua. Sabemos que con esto no vamos a cambiar el mundo, aunque para ello aportaremos nuestro granito de arena o, mejor dicho, nuestra gotita de agua. Este proyecto está explicado en: www.bichitodeluz.org

CRUCIFIJOS EN LUGARES PUBLICOS

El signo de la Cruz

Josefa Romo

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Con ley o sin ella, la retirada de símbolos religiosos de lugares públicos, pone a las claras una flagrante violación del artículo 18 de los Derechos Humanos, que considera el derecho pleno a la libertad religiosa. Una buena noticia saltó recientemente a la prensa: por motivos artísticos, de cultura y de respeto a los símbolos religiosos, don Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza, defendió el crucifijo en el ayuntamiento; por tanto, en los lugares públicos. No se cortó este magistrado de profesión y exministro socialista de justicia e interior con Felipe González. Dijo con contundencia: "las sociedades más maduras son las que no cambian las costumbres y tradiciones, sino que las acumulan y superponen". Me trae, a la memoria, al viejo profesor, al socialista Tierno Galván, que no tuvo empacho en responder al que quería retirarle el crucifijo de su despacho de la Alcaldía de Madrid: "no hace daño a nadie, es un símbolo de paz".

La retirada de los crucifijos es una muestra de intolerancia y de ignorancia supina, un signo de autoritarismo.

Hay sectores minoritarios cuyas actuaciones me recuerdan a las del Régimen cubano en sus tiempos de obcecada persecución religiosa, y a todos los regímenes comunistas. ¿Por qué se repiten las actitudes totalitarias de esos regímenes dictatoriales ensañados con la religiosidad del pueblo? ¿No será porque no ha habido una crítica seria al Comunismo? No, no se han convertido en demócratas, sino que se sirven de la democracia, como hizo Hitler en Alemania. Cuando no se critica el mal, éste tiende a repetirse.

LA CUMBRE DE LA FAO

En alimentación, mejor la soberanía que la seguridad

Mónica Vargas Collazos

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Es sorprendente la incoherencia del mea culpa global en la reciente cumbre de la FAO. Zapatero, por ejemplo, prometió 500 millones de euros para programas de seguridad alimentaria; el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, propuso los agrocombustibles de segunda generación, y el director de la Organización Mundial del Comercio (OMC) dijo que la solución pasaba por la liberalización de la agricultura. Hay incoherencia porque de esta manera se fortalece el modelo agrícola industrial basado en la producción intensiva y en la mercantilización de un derecho básico: la alimentación. La liberalización de los productos agrícolas ha permitido la creciente especulación en bolsa del precio de algunos alimentos básicos. De acuerdo con la consultora Agresource, en EEUU --el mayor exportador mundial de trigo, maíz y soja-- el valor de las compras de estos cereales ha representado cerca de la mitad del de la cosecha total. El sistema se basa en una creciente concentración corporativa de toda la cadena productiva. Son muy pocas las empresas que controlan el comercio mundial de los cereales y, por tanto, son considerables por su poder sobre los precios y los beneficios.

En cuanto a los efectos en el medioambiente, la agricultura industrial y la desforestación que sigue causan el 13,5% y el 18,2% de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Además, en todas las fases de la producción intervienen los combustibles fósiles. Los campesinos del mundo no piden seguridad alimentaria, sino soberanía alimentaria. Pero estas voces fueron excluidas de la reunión de la FAO, cuyo discurso oficial sigue estando vacío.