VICTIMA DEL TERRORISMO

Promesa de Rubalcaba

M. D. C.

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Los políticos, cuando empiezan a prometer, ni siquiera son conscientes de lo que dicen. Hacen promesas nuevas sin haber cumplido las que ya hicieron. Soy víctima del terrorismo cometido en Hipercor, y el 19 de junio del 2007 --en la conmemoración del 20.º aniversario del atentado atentado-- el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, prometió que se nos pagaría la indemnización a las poco más de 30 víctimas que todavía no han cobrado, y de esta promesa ya ha pasado más de un año y seguimos igual. ¿Cómo se puede creer en los políticos? ¿Por qué no tienen un poco más de sensibilidad y se ponen en el lugar de las víctimas?

VACACIONES Y TRABAJO

Una majadería

José Luis Calzada

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Con el final de las vacaciones, y como cada año, se habla del síndrome posvacacional. Esto es una solemne majadería. Es lo mismo que lo del síndrome del lunes: justamente ese día es cuando tendría que haber menos problemas para trabajar porque, teóricamente, se ha descansado el fin de semana. Pues con mayor razón si se ha estado un mes entero de asueto.

Por tanto, ese síndrome es una cosa puramente psicológica. A esas personas con tantos problemas con el retorno al trabajo les convendría pasar unos cuantos años en el paro; eso sí que da angustia. Les aseguro que a los pocos minutos de reincorporarse a la faena se les curarían todos los síntomas, traumas y complejos que se montan después de solo un mes de ausencia.

EXPO DE ZARAGOZA

Demasiadas trabas paramoverse en silla de ruedas

Carlos Castañer

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Hago pública mi queja contra la Exposición Zaragoza 2008. Soy una persona que padece una minusvalía, por lo que debo desplazarme en silla de ruedas. El 20 de agosto, miércoles, decidí asistir a dicha exposición junto con mi madre y otras dos personas. Previamente, me había informado de las facilidades de que disponemos los minusválidos, pero cuando llegué al recinto me encontré con que todo lo que me habían dicho era mentira. Me habían dicho que una persona con una minusvalía del 65% o más tenía un descuento del 25% en la entrada, y el acompañante podía entrar gratis. Al llegar a las taquillas, me pidieron el documento que acredita el grado de disminución. No lo llevaba encima, puesto que nadie me había informado de que debía aportar dicho papel. Mi acompañante tuvo que pagar la entrada normal; ir en la silla de ruedas no era suficiente, al parecer, para demostrar que padecía más del 65% (de hecho, tengo el 84%). Y esto no fue lo peor. Necesitaba cambiarme, para lo que me dirigí al Centro de Ayuda al Discapacitado. Me habían dicho que en ese lugar dispondría de camillas; lo que había era un sofá abatible en el que era imposible cambiarse por su forma y dimensiones. Entonces pedí que alguien ayudase a mi madre a ponerme en el suelo, pero se negaron alegando que no estaban especializados en este tipo de ayuda. Había allí tres chicos y dos chicas de la Cruz Roja, cuya respuesta fue que este no era su trabajo. La solución fue que mi madre, con la ayuda de dos señoras, me ayudó a tumbarme en el suelo y a levantarme de nuevo para colocarme en la silla. ¿Hay tan poca solidaridad, humanidad y voluntad?

PREPARANDO EL CURSO ESCOLAR

Actitud ante el fracaso

Martín Martínez

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Se acaban las vacaciones y volvemos al instituto; los alumnos piensan en el trabajo que les espera, y los docentes, en el fracaso escolar, que ocasiona rechazo y a veces mal comportamiento. Los fracasados potenciales son los que tienen dificultades para concentrarse, como los hiperactivos, que no atienden y no nos entienden. Y luego están los que no nos entienden porque no tienen base. De los primeros hay que decir que, si no se concentran, no podrán usar sus herramientas intelectuales. De los segundos, si no entienden las primeras palabras, no entenderán las segundas, y si no captan explicaciones concretas, menos entenderán las abstractas. Tenemos que asegurarnos de que todos nos entiendan.