Una negra mortajapara Las Hurdes

Sinceramente, pienso que ya está todo dicho sobre los incendios forestales que devoran con humeantes bocados las fragosas serranías hurdanas. Ya dijimos puñados de veces que el pino ha sido siempre un árbol polémico en Hurdes. Bajo la dictadura franquista, se arrasaron cientos de hectáreas de bosque autóctono para plantar pinos y eucaliptos. Y casi llegaron a sembrarlos en los umbrales de las casas. Hundieron esos árboles alóctonos el tradicional aprovechamiento que el hurdano venía haciendo de sus sierras comunales: se hundió la cabaña caprina, cayó drásticamente la colmena, se erradicó el carboneo del brezo, se acabó con el sistema de rozas y quemados para sembrar el centeno... Fueron arrasados centenarios bosques de enebros y madroños. Y lo que fue propiedad comunal, se englobó bajo el eufemismo de montes de utilidad pública, destinados a engordar al utilitarismo capitalista de las grandes empresas madereras, ubicadas a muchos kilómetros de Las Hurdes.

Con nuestras sinceras sangres puestas sobre la mano, tenemos que decir, en honor de la verdad, los miles de improperios y amenazas que han caído sobre el pinar de boca de muchos hurdanos. Estos paisanos veían en el pino el culpable de muchos de sus desconsuelos, que, además, era un ígnea espada pendiente sobre sus cabezas. Sólo algunas quincenas, otorgadas por la Administración con cuentagotas, en tareas de desmonte eran las únicas migajas que le quedaban a los auténticos propietarios del terreno.

Olivares, cerezales, castañares... quedaron rodeados por el espeso pinar. Se convirtieron en presa fácil de arder la masa arbórea que los circundaba. Y, luego, para mayor desazón, hasta tal o cual campesino era sancionado si se le ocurría trazar una pista para acceder a su finca y lograr, así, unos mejores rendimientos.

¡Claro que se entrecruzan muchos intereses creados en la vieja y polémica comarca de Las Hurdes! Y si unos hablan sobre rencores y venganzas de índole político; otros hablan del personal resabiado por no acceder a las brigadas contraincendios. Y si hay quien pone sobre la mesa oscuros intereses de los cotos privados de caza que proliferan por la zona; otros comentan que el monte arde por ver si la Administración se cansa y permite que los hurdanos puedan plantar olivos y cerezos. Y se apunta en esta o aquella dirección. Y mientras se habla, se encabritan cuerpos y almas..., la mortaja negra, con olor a terrorífica chamusquina, sigue lamiendo arboricidamente los serrejones pizarrosos.

Cierto es que se han emprendido campañas de repoblación con especies autóctonas, pero mucho nos tenemos que, al rebufo de las llamas del pinar, se asolanen los tiernos brotes de encinas, alcornoques, robles y castaños. Y para que estas especies no perezcan, se necesitan generar muchos más jornales en rozas, limpiezas, aclareos... Y, también, en sentar las bases de un ecologismo consecuente, que asuma que, en Las Hurdes, viven personas con determinados intereses, y que éstas siempre estarán por encima de la especie que anida en el alto risco o de la que se mueve en la espesura. Todo se puede conjugar: fauna, flora, turismo e intereses agroganaderos, aunque hace ya lustros tenía que haber tenido lugar esta conjunción de intereses.FELIX BARROSO GUTIERREZ

Los términos ´versus´y ´adversus´

Estos dos términos latinos tienen significados que nada se parecen entre sí. Y ocurre que hay quienes emplean el primero con el significado del segundo. El primer vocablo significa "hacia" y el segundo, "contra". Cuando no se sepa utilizan bien una palabra latina lo mejor es no hacer uso de ella.PEDRO CALVO ALONSO. Cáceres