´Cara de Plata´en Plasencia

En contestación a las declaraciones en las que el grupo del PP del Ayuntamiento de Plasencia (David Moreno) hace referencia a la repetición en la programación de ese ayuntamiento del espectáculo Cara de Plata por la compañía Al Suroeste Teatro SL, acusando con ello a la Concejalía de Cultura de la nueva corporación alegando que quién va a volver a ir a verla , nuestra compañía responde que precisamente porque tan sólo hubo 70 personas en el Teatro Alkázar ese día, la compañía ofertó nuevamente este espectáculo. Y hay que decir que hubo 70 personas debido a la nefasta, por no decir nula, cobertura informativa que los responsables del grupo popular hicieron, así como en publicidad callejera, absolutamente insignificante para una población como la placentina. Este espectáculo ha contado con un importante apoyo de distintas instituciones para su producción, Extremadura ha arropado económicamente este proyecto para que los extremeños lo vean y es por eso que hemos considerado importante el ofertar nuevamente este espectáculo a la población de Plasencia para que, si se hacen las cosas como se tienen que hacer, los placentinos puedan verlo.

Sería conveniente que utilizaran ustedes los medios de comunicación para lo que son, para informar y comunicar, y dejarnos a los ciudadanos en paz con sus acusaciones y pataletas políticas.AL SUROESTE TEATRO SL. Badajoz

¡Adióslapicerones!

Si tuviera alguna influencia sobre el jefe de las obras, el ingeniero jefe o mismamente sobre el señor alcalde de Cáceres, seguro que se salvarían de la piqueta los dos lapicerones de una de las entradas de la Universidad Laboral. ¡Llevan allí tantos años y han visto tantas cosas! Nadie como ellos ha tomado el pulso de lo que acontecía en ese lado oriental de la ciudad. Han visto crecer y desaparecer los eucaliptos de la carretera, modificarla en el cambio de rasante, desdoblarla, alumbrarla, etcétera, pero han presenciado sobre todo declaraciones de amor, despedidas apasionadas y llorosas, emociones y risas incontroladas y, sobre todo, el ir y venir de tanta vida joven como curso tras curso ha ido llenando las aulas y jardines de La Laboral. Si siento la muerte de estos lapiceros gigantes no es tanto por su valor artístico cuanto por tener que asistir a la desaparición de unos testigos mudos de lo que fue aquella juventud audaz e inteligente.

Cuando los reduzcan a cascote, algún trozo de mi pasado se irá con ellos, y si yo fuera valiente, revolvería en las conciencias para que los indultaran. Pero, ¿cómo negar las ventajas y bondades de la nueva variante de Cáceres? He oído contar que en cierta ciudad castellana los muy ateos de sus gobernantes idearon el trazado de una calle con la secreta intención de llevarse por delante una iglesia, y las gentes lo impidieron. ¡Qué diferencia con lo de ahora! Ahora destrozan la montaña con una edificación horrorosa y todos tan felices. ¿Es que no te das cuenta cómo crece la ciudad?

Que descansen en paz los lapicerones. Si pudieran hablar rechazarían el indulto. ¿Para qué vivir si donde antes campaba la vida ahora abundan los ladrillos?BENEDICTO PALACIOS. CáceresA un curavaliente

Leí sorprendido y casi eufórico un artículo firmado por un sacerdote. Sorprendido porque, ¡por fin!, leía líneas de autocrítica de alguien del interior del estamento clerical hacia una institución que, por fundación, debe tener poco de institución y mucho de espacio de vivencia común. Eufórico, porque una pequeña luz se abría, también ¡por fin!, ante los ojos de los que reclamamos una cercanía mayor de la Iglesia jerárquica y clerical hacia el mundo. Porque, que nadie se llame a engaño: no somos del mundo, pero estamos en el mundo.

Nuestro mundo está falto de signos de denuncia profética real y realista. No se puede criticar lo que hacen los demás sin criticarnos nuestras actuaciones. Hay que abandonar prácticas de otros tiempos para vivir el momento encarnados en los problemas, alegrías, tristezas, miseria y grandezas del siglo que ha comenzado. Hay veces que pareciere que ciertos sectores eclesiales no parecen comprender esto. A mí me da igual quien sea el nuevo Papa. Lo que no me da igual es que, quien quiera Dios que sea, le dé la espalda al laicado y al mundo.

En fin, querido amigo sacerdote-profeta, que te armes de paciencia, valentía y amor, de mucho amor. Que estoy seguro que te lloverán las críticas, y seguro alguna reprimenda cariñosa oficial. Pero a Jesús le mataron, entre otras cosas, por profeta, por ser altavoz de la voluntad de Dios, que no es otra que el ser humano sea feliz.MARIANO BLANCO. Plasencia

La reforma dela ley del menor

Estoy saturada de escuchar cuestiones en torno a la necesaria reforma de la la Ley de Responsabilidad Penal de los menores de edad. Crímenes como el de Sandra Palo, violada, quemada y asesinada por 4 jóvenes, tres de ellos menores, vuelve a reabrir el debate en este sentido.

Lamento no haber escuchado ninguna aportación que se cuestione una reforma, que bajo mi punto de vista es más importante y prioritaria; la de la protección de los menores que se encuentran en situaciones de riesgo o desprotección.

La mayoría de las veces los menores que cometen actos delictivos son los mismos menores que las instituciones de protección tienen completamente desatendidos.

La legislación en materia de protección de menores es muy clara y nos obliga a todos a salvaguardar los derechos y la integridad de los niños y jóvenes, a todos, pero sobre todo a los poderes públicos, pensando y actuando siempre bajo el principio superior del interés del menor. Reflexionemos sobre lo que estamos consintiendo y favoreciendo con esta dejadez, social e institucional, y tendremos alguna pista para entender por qué un chico de 14 años participa en una agresión brutal, roba un coche o pega un tirón a un bolso.

El error está en pensar sólo en qué hacemos con él una vez que cometa el delito y en hablar de ellos como niños problema , y tratarles así.ANGELICA ROMO DIAZ. Cáceres

A vueltas conla eutanasia

El caso Humbert les ha servido a algunos para dar otra vez la batalla mediática en favor de la eutanasia. Los derechos son siempre positivos (derecho a la vida, a la sanidad, a la cultura...). No existe el derecho a la muerte, como tampoco podría existir el derecho a la enfermedad. Nadie debe convertir, por propia voluntad, a otro en su asesino. Existen casos dramáticos que a todos nos conmueven; pero con el derecho de todos a la vida --sin exclusión de enfermos o inválidos--, no se juega; también se ha de rehuir el encarnizamiento terapéutico , alargando la vida artificial y desproporcionadamente más allá de sus límites naturales. Una cosa debe estar presente en las situaciones límites: el amor de la familia hecho acompañamiento y ternura inmensa, el apoyo estatal y social y los cuidados paliativos. Aquí es en donde hay que crear conciencia social. Ante la cultura de la muerte que nos invade, hemos de concentrar nuestras energías en la defensa apasionada de la vida de todos.JOSEFA ROMO. Cáceres