LOS BENEFICIADOS

Crisis de desigualdad

Pedro Serrano

Valladolid

En los últimos años se ha hablado mucho de crisis económica, pero, a sabiendas de que el problema no reside en la falta de riqueza en el mundo y de que la desigualdad ha alcanzado niveles intolerables, habrá que comenzar a hablar de crisis de desigualdad.

Que el 1% más rico de la población mundial acumule más riqueza que el 99% restante, es inaceptable. Que los grandes beneficiados de la economía sean los que más tienen, es escandaloso. Que los poderes económicos, con la anuencia de la clase política, hayan conseguido legitimar e instalar en el pensamiento colectivo la idea de que, para estimular el crecimiento económico, es necesario que las empresas y personas más ricas tengan tipos impositivos bajos para así beneficiar al conjunto de la población, es vergonzoso. No es comprensible, por poner un ejemplo, que el multimillonario Warren Buffett reconozca públicamente que, en la práctica, pague menos impuestos que la persona que se ocupa de la limpieza de su oficina. Si a esta falta de progresividad en la aplicación de los impuestos le añadimos la evasión y elusión fiscal, no es de extrañar que los ricos incrementen sus beneficios en detrimento de los demás. No se puede consentir que la economía global este al servicio del 1 % de la población mundial. No se puede tolerar que el poder y los privilegios se estén utilizando para manipular el sistema en favor de unos pocos, poniendo en peligro la cohesión social. El sistema injusto actual no es fruto de la casualidad, sino el resultado de decisiones políticas intencionadas. Por el bien de todos, incluidos los ricos, es imperioso que los líderes mundiales pongan fin a los paraísos fiscales y comiencen a aplicar políticas fiscales más justas y progresivas. En nuestras manos está la posibilidad de construir una economía más humana al servicio de todas la personas.

INDEPENDENTISMO

La paja de Podemos

M. Llopis Piferrer

Barcelona

Increíble: tanto el PSOE como el PP han alimentado el independentismo catalán con una ley electoral injusta y después apoyándose en partidos nacionalistas para gobernar. Y ahora afirman que el culpable de romper España es Podemos, que defiende acabar con el problema con un referéndum. En realidad, si se celebra con suficiente información y el tope del por ciento --como para el Estatut y como antes reconocía necesario Mas-- nunca ganarían los independentistas y se resolvería en gran parte la crisis. No cabe mayor hipocresía que ver la paja en el ojo de Podemos y no la enorme viga en el propio.