LA IGLESIA

Gracia divina

Pedro Serrano

Valladolid

¿Qué pensarían ustedes de un estado democrático que estuviera aportando a una empresa privada unos 11.000 millones de euros anuales a través de subvenciones directas o indirectas y exenciones de tributos para sufragar, entre otros, los gastos de las nóminas y seguridad social de sus empleados, campañas publicitarias --algunas contra leyes democráticas--, reformas de edificios o sostén de una televisión privada? Seguramente montarían en cólera y pensarían que ese estado sería, como mínimo, un estado injusto y arbitrario por no tener reparos en favorecer intereses particulares en detrimento de los públicos. Pues bien, ese supuesto estado que yo les planteo existe realmente, y no es otro que el estado aconfesional español; y esa supuesta empresa beneficiada y colmada de privilegios también existe, y se llama Iglesia católica. Alguien dirá que hay que tener en cuenta la enorme labor social de la Iglesia, pero, a modo de ejemplo, diré que, aportar el 2,4% de los 250 millones de euros que percibe de la equis de la declaración de la renta, más que caridad parece una coartada. Yo, con estas condiciones, ahora mismo montaba una empresa rentable. ¡Ya le gustaría a muchos emprendedores gozar de tanta gracia divina!

ALBERT BOADELLA

La violencia independentista

F. Gomis Mas

Barcelona

No todos tienen la notoriedad de Albert Boadella para que salte a la prensa su protesta "contra quienes quieren imponer el pensamiento único en Cataluña", al encontrar tallados varios árboles de su casa. Ni, como también estos días, se llega a pedir a los terroristas de Bélgica, como el independentista Roger Malló, que se inmolen en la manifestación que se celebra cada 12-O en la plaza de Cataluña por mantener la unión. Pero, contra lo que pretenden que se crea que son demócratas, no pasa día sin que haya atentados, incluso físicos, de esos secesionistas violentos contra la mayoría de ciudadanos de Cataluña que callan por temor a mayores malos, por motivos familiares o profesionales, o por probada desesperanza de alcanzar justicia por parte d unas autoridades pasivas, cuando no directamente inspiradoras de esos gravísimos abusos.