SAHARA OCCIDENTAL

Evitemos otra guerra en el Sáhara

Rafael Martínez

Un viejo conflicto sin resolver está a punto de volver al uso de las armas. Si no remediamos la actual situación, nuestros hijos entrarán en la continuación de una guerra que en el año 1991 entró en un alto el fuego y tiene visos de romperse por culpa del reino alauí. El 27 de febrero tropas marroquís mataron a un pastor saharaui que pacía su rebaño de camellos cerca del muro de la vergüenza que divide el Sáhara Occidental en dos partes. Posteriormente, expulsaron a 80 miembros de la Minurso que vigilan el alto el fuego. Estas y otras actuaciones, como la acumulación de tropas por parte de Marruecos en el Sáhara ocupado, presagian el inicio de las hostilidades. Muchos de los posibles combatientes del Ejército saharaui son aquellos niños y niñas, hoy ya hombres y mujeres, que venían a pasar las vacaciones con familias españolas en las llamadas Vacaciones en Paz.

Corremos el riesgo de que el pueblo saharaui entre en guerra con el déspota marroquí, este pueblo que lleva 40 años sufriendo una ocupación ilegal, torturas y muertes en la zona ocupada por Marruecos y el destierro en el desierto argelino. No queremos que mueran nuestros hijos ni que los niños que vienen de vacaciones se queden huérfanos. El Gobierno español tiene una gran responsabilidad, junto con Francia y EEUU. Que se apliquen y se cumplan las resoluciones de las Naciones Unidas.

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POLITICA

100 días sin gobierno

L. M. Ramírez

Más de 100 días en los que esos que dicen representarnos no nos representan y, si no hubiese consecuencias, no sería tan grave, el problema es que miles de familias siguen sufriendo; millones de personas siguen condenadas a la esclavitud laboral provocada por la reforma del PP; millones de pensionistas ven devaluado su poder adquisitivo; miles de niños reciben una educación de nula calidad; miles de adolescentes son empujados al fracaso escolar; miles de mujeres siguen sufriendo maltrato y miles de ciudadanos se ven obligados a buscar comida en los contenedores porque no tienen trabajo. Pero, mientras esos no hacen nada, los mercados siguen enriqueciéndose a costa de los idiotas que seguimos pagando por todo. Lamentablemente, será durante muchos años, porque el ego les impide ser conscientes de que ellos y aquellos a los que enriquecen dependen de nosotros.