RELATO

Viajes

María Francisca Ruano

Cáceres

Hay viajes que no tienen viajero dentro: huído o escondido o inexistente el espíritu de viajar en el individuo, puede atravesar su medio mundo correspondiente que solo añorará el catre, su baño y el periódico. Hay viajeros que no disponen de medios o enteros y conocen su pueblo, su ciudad, por sus bautizos, bodas o entierros. Pero, cómo añoran ese atravesar continentes, cuando todo parece nuevo, recién puesto, miradas diferentes, sonidos diversos, ocasos y amaneceres que huelen a otras cosas de otras casas. Hay viajer que viajan solos porque nadie quería, en realidad, moverse de la esquina de su calle, recién asfaltada. Hay verdaderos vagabundos que enlazan los nombres de los lugares que, antes o después, tendrán un café caliente o frío para ello, que les basta con eso. Un día, a no tardar, empezará a llover en serio. Será el momento de contar, cada caminante, el caudal del camino.

EDUCACION

¿Qué les espera a nuestras futuras generaciones?

Elisa Mollá

Valencia

Si yo fuera madre, estaría desconcertada hoy en día. Queremos niños haciendo cadenas humanas por el planeta o el medio ambiente, mientras les llenamos el aire de ondas y de hidrocarburos. Por todas partes veo mensajes contradictorios. Deseamos que sean solidarios, pero les inculcamos un espíritu competitivo para configurar su futuro académico. Y ciertamente si fuera niño, no sabría a qué mensaje atenerme. Nuestras futuras generaciones han de descifrar por sí mismas las referencias que antes dejaban claras la autoridad incontestable o la intuición materna. Nuestros niños caminan algo perdidos, recibiendo charlas de educación emocional de un lado, mientras que por otro, expresan sus emociones en una pantalla. Les hablamos de respeto, mientras tiranizan el espacio adulto, o de tolerancia a la frustración, en la misma medida en la que los padres se desviven por evitarles el aburrimiento. Me pregunto qué futuro les espera.

LITERATURA

Ser romantico

Amada Pareja

Barcelona

Yo no sé cuál es mi grado, pero intuyo que debe de ser bastante alto; para bien o para mal. Creo que las personas que nos dejamos arrastrar por el romanticismo, como mis queridos Chopin, Miguel de Cervantes, Federico García Lorca o Cyrano de Bergerac o mi admirado Dostoiesvky, que desde que leí 'El idiota' me afectó tanto, que me sentí más idiota de lo que ya era. He de decir que hay una sustancial diferencia entre ser un idiota o un estúpido. Para mí idiota, no tiene una connotación peyorativa. Pues como iba diciendo, desde aquel libro no he podido acabar de leer casi ningún libro suyo más, aunque los tengo todos. Esto solo es un hecho anecdótico, pero a mí me gustó tener esas coincidencias con este ser al que admiro tanto, junto con los ya mencionados anteriormente que para mí son mis héroes. En realidad pienso que ser tan romántico no te hace más fuerte, sí más vulnerable, pero por contrapartida te hace más humano, demasiado humano, como dijo Nietzsche.