SAHARA OCCIDENTAL

Un baúl enterrado

Rafael Martínez

Hablo con una vieja amiga saharaui. Vive en los campos de refugiados en Tinduf, Argelia, en la inhóspita hamada, un duro pedregal sin ninguna vegetación en medio del desierto. Me habla de su temor ante el inicio de hostilidades entre tropas saharauis y marroquís. Ella tiene una edad y recuerdos de cuando el Sáhara Occidental era provincia española. Recuerda el cine de El Aaiún, sus playas, cuando tuvo su DNI español, cuando observaba a los jóvenes españoles que hacían la mili con curiosidad y miedo... El éxodo tras la Marcha Verde, la persecución por el desierto de las tropas marroquís, los bombardeos con napalm, las promesas y juramentos nunca cumplidos de Madrid y del rey Juan Carlos; la desidia, el abandono y la falta de reconocimiento de sus derechos por los gobiernos españoles. Me cuenta que tiene sus baúles preparados para el regreso a casa, pero que dejará uno enterrado en el desierto: el de los sufrimientos, los agravios, las penurias, los rencores.

MOVILES

Por un uso racional

José María Torras

Sumidos en una sociedad tecnológicamente envolvente ¿podemos prescindir del celular? Cautivos de las llamadas, del e-mail y de los wasaps, el usuario se entrega incondicionalmente al apego al móvil. Es hora de abordar con sensatez la creciente nomofobia y su incidencia en la necesaria atención y concentración en los estudios, en la procrastinación laboral con presentismo virtual. Nuevas tecnologías que permiten que las exigencias del trabajo se extiendan a todas las esferas de la vida; el riesgo vial de quienes conducen ensimismados con el móvil, de peatones que cruzan absortos en la pantalla; y, en el ámbito familiar, las airadas reacciones de adolescentes y jóvenes intolerantes cuando, educativamente, se les restringe el uso del móvil.

CONSUMO

No todo vale

Gerard Domingo

¿Se imagina que toda la vida hubiera sido estafado sin darse cuenta? ¿Que todo lo que ha comprado hubiera sido programado para que fallara? ¿Que buena parte del continente africano se hubiera convertido en un vertedero de residuos internacional? ¿Que todo esto afectara al medioambiente de modo irremediable? Pues es lo que está pasando desde hace casi 100 años. Todo comenzó la noche de Navidad de 1924, cuando los fabricantes de bombillas de todo el mundo limitaron su duración a 1.000 horas. Luego todo fue rodado: dejaron de fabricar las medias de nailon porque duraban demasiado, las impresoras incorporaron un chip para estropearse a las 10.000 copias...