POLÍTICA

¡Adiós, democracia, adiós!

Maribel Fernández

Enfermera

Después del resultado, ya esperado, en el Congreso, mi más sincero pésame a los simpatizantes del partido que se ha entregado, en cuerpo y alma, a la formación más corrupta que se haya conocido en nuestro país. Harán de ellos lo que les parezca, porque no tienen ni voz ni voto. Lo único que tendrán estos cuatro años es trabajo, que para eso les han votado. Jamás han pensado en el país y menos en sus más de cinco millones de votantes que han confiado en ellos. Solo han pensado en su bien común, en sus intereses particulares. Este partido que tantas esperanzas levantó en nuestra nueva España, en los años ochenta, hoy solo ha levantado ampollas. Aquellas ampollas que a nuestros padres o a muchos de nosotros mismos se nos hacían al trabajar en el campo, pero que a sus simpatizantes y el resto de ciudadanos, después de lo ocurrido, se nos levantan en lo más profundo de nuestro ser. Son aquellos que han hecho de las arcas públicas sus bancos privados con el dinero de todos, que tienen esclavizada a la mitad de la población por un sueldo de poco más de 600 euros. Los que harán recortes en sanidad, mientras ellos irán a sus clínicas privadas. También recortarán en ayudas sociales, pero a ellos no se les cortará el agua, la luz, el gas, el teléfono... Y por supuesto, pagado con los impuestos de todos. Sí, señores, este es y será muestro país en los próximos cuatro años.

RELIGIÓN

Cenizas de difuntos

Juan Pablo Acuña

Valencia de Alcántara

Con todo respeto, quisiera ahondar sobre la prohibición que la Iglesia Católica ha hecho sobre la conservación o esparcimiento de las cenizas de algún difunto. Este hecho considero que es un poco exagerado, no se puede comenzar a prohibir algo que puede ser muy significativo para muchos. Cada individuo debería ser libre para decidir qué pasará con su cuerpo, sea católico o no; es un tema personal y familiar. Si el deseo de un difunto es que sus cenizas sean dispersadas sobre el mar o una montaña, no tiene nada de malo, o si sus seres queridos quieren conservarlo en el hogar porque para ellos es importante que así sea. ¿Para que complicar un tema tan delicado?