COTIDIANIDADES

El grito

José Gordón Márquez

Azuaga

Sirva por título la famosa pintura de Edvard Munch para mi artículo de hoy, y aunque no me agrada escribir sobre estas cosas, es lo que desgraciadamente estamos viviendo en el presente y que se viene arrastrando desde la noche de los tiempos. Hay mañanas que uno no desearía levantarse de la cama pensando qué nos deparará hoy el día; adivinando nuevas criminalidades de mentes perversas y que algunos los califican de monstruos. Y es la triste realidad palpable ‘que el hombre sigue siendo un lobo para el hombre’. Allá en los años de mi juventud cuando leí «La Tierra de Alvargonzález» de Antonio Machado, al llegar a los versos donde Alvargonzález al tener el primer hijo, soñó que el hombre podría ser feliz en la tierra, moví la cabeza incrédulo pues pocas veces o nunca se ha conseguido desde aquel primer jardín del Edén en la morada. Y por Machado sabemos, que los hijos mataron al padre y lo arrojaron a la Laguna Negra. En la escritura viene a pasar como en la música, unas presentan notas alegres como el sol y otras notas trágicas. El planeta en su movimiento de rotación, está cada día más embadurnado de mierda. Poner barrera a la realidad es recubrirlo con capa de hipocresía. Pululan en un fondo cenagoso: parásitos, embaucadores, asesinos, vendedores de humo… Se están haciendo cotidianos los casos de violadores de menores, que cuando los procesan no se acuerdan de nada aconsejados por sus abogados, y si los encarcelan al poco tiempo los dejan libres por buena conducta, y ya en la calle, vuelven a cometer violaciones. Acosos escolares, violencia de género, pederastas, corruptos por cientos, dentro y fuera de la política, también indeseables estafadores, parricidas, una anciana que arde como tea porque tiene que alumbrarse con velas al no poder pagar el suministro eléctrico. Y por si esto fuera poco, en Siria, en criminales tácticas militares están usando a niños como escudos humanos. Plasmándose también en nuestros ojos las obligadas huidas de miles de inocentes refugiados. Y la tragedia migratoria, que es una dolorosa herida abierta. En lo que va de año las muertes en el Mediterráneo ya superan las 4000. Y está siendo el año más mortífero de los últimos diez años; y si no se activan remedios humanitarios, el mar se seguirá tragando personas. Mientras Europa, llora esto con lágrimas de cocodrilo. El papa Francisco clama en la Cumbre de jueces y magistrados que la trata y explotación de seres humanos, es un crimen contra la humanidad, tratando de erradicar dicha infamia. Ahora se suma la elección de Trump como presidente de Estados Unidos, rompiendo la calma y temiendo todos, que lleve a la estabilidad mundial a caer en picado. ¡Y luego dicen que el tabaco mata!