Para muchos escritores la esencia de la literatura es el ansia de perdurabilidad, para otros su poder demiúrgico, la participación en la potencia creadora de Dios. Unos escriben por el placer de contar, otros porque necesitan desahogarse, algunos son comprometidos, otros solo de minorías. Todos escriben para que les lean y como dijo Pilar Galán en la presentación de su libro Grandes superficies , el que diga lo contrario miente. Miguel Delibes , el clásico que se ha ido sin dejarnos, se hizo novelista desde el periodismo y, según le gustaba explicar, gracias a la prosa del jurista Joaquín Garrigues . Desde La sombra del ciprés es alargada de 1948, hasta su monumental El hereje de 1998 leer su obra es el mejor medio para entender la novela española de la fratricida posguerra hasta hoy y también a España. Escritor para todos, creador de personajes vivos, más vivo Azarías que tanto politicastro de carne y hueso, más intensa la Régula que tanta ministra a la moda, Mario cadáver, más real que tanto saltimbanqui sin fuste de serie televisiva, más patético y eterno Jacinto San José que tanto experto en templarios, más auténtica que nunca la milana bonita. Defensor de la tierra herida, de la vida inocente, de los abandonados, comprometido con el hombre, pesimista a fuerza de ser realista, creyente a pesar de todo, no necesitó insultar, ni escandalizar, figurar, ni aparentar. Castellano leal, me quedo con las palabras de su hijo: vivía ya más para la otra vida que para esta. Delibes demuestra --¡y estábamos tan necesitados!-- que se puede ser íntegro, fiel a uno mismo, discreto, sabio y a la vez conocido, admirado, respetado y querido. Aunque el Premio Príncipe de Asturias no mereciera que ninguna majestad, alteza, infante o real pariente acudiera a su funeral. Triste retrato el de esos iconos que tanto se prodigan vestidos a la moda en acontecimientos mediáticos culturales, deportivos, benéficos, artísticos y tal. ¡Qué oportunidad perdida para demostrar que trabajan! ¡Qué limitada conexión con el pueblo al que al fin y al cabo deben servir!