WLw os británicos confirmaron el jueves todos los pronósticos al castigar al Partido Laborista en las elecciones locales celebradas en Inglaterra y en las regionales de Escocia y Gales. La impopularidad del primer ministro Tony Blair y el efecto David Cameron, el joven líder de los conservadores, han repercutido en las urnas en la medida de lo previsto. Por no hablar de los resultados que han obtenido en las elecciones para la Asamblea de Escocia, donde los nacionalistas del Scotland National Party (SNP), encabezados por Alex Salmond, han conseguido un escaño más que los laboristas --47 a 46--, lo cual deja abierta la puerta a toda clase de combinaciones, incluido un tripartido constituido por nacionalistas, liberaldemócratas --16 escaños-- y ecologistas, que mandaría a los laboristas a la oposición. O por no mencionar el escrutinio de Gales --también con avance nacionalista--, cuyo Gobierno retendrán los laboristas, a pesar de perder tres diputados si logran formar coalición con los liberaldemócratas.

De momento, los nacionalistas de Alex Salmond, partidarios de la independencia escocesa, empezaron ya ayer a debatir sus opciones para formar Gobierno en Escocia. Entre las opciones que baraja el SNP, una es formar una coalición con los liberal demócratas y los Verdes, que juntos sumarían los 65 escaños necesarios para encabezar el gobierno escocés.

Quienes vaticinaron que la política de Blair con relación a la crisis iraquí le pasaría factura especialmente en Escocia, no andaban desencaminados.

De la misma manera que la política industrial de Margaret Thatcher le hizo perder Escocia para su causa, ahora el disgusto escocés con el laborismo ha engordado al SND. Salmond acaso no cuente con los apoyos suficientes para llevar a la práctica su programa máximo, que incluye la secesión del Reino Unido, pero sin duda refuerza la posición de los sectores sociales que consideran la autonomía insuficiente y poco más que políticamente simbólica.

Los comicios en Inglaterra se presentaban también como un termómetro para medir los progresos del joven y modernizador líder conservador, David Cameron. Las proyecciones de voto hechas por la cadena pública de televisión BBC aventuran que, de tratarse de unas legislativas, los laboristas hubieran obtenido el 27% de los votos y los conservadores, el 41%, lo que otorgaría a los tories mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, lo que convertiría a Cameron en primer ministro.

De momento, Gordon Brown, sucesor de Blair la próxima semana, recibirá de manos de este un partido muy desgastado, con 500 concejales y una docena de ayuntamientos menos, frente a unas ganancias conservadoras de 900 concejales y 38 ayuntamientos.

El Nuevo Laborismo, que a menudo se presentó como una máquina electoral invencible, se ve abocada a una revisión a toda marcha para contener la sangría electoral y salvar los muebles ante la presión de los conservadores, que ayer reclamaron el adelanto de las legislativas.