Hay catalanes que hablan catalán cuando se comunican con un interlocutor catalán y castellano cuando se comunican con un interlocutor castellano. Son bilingües y les gusta serlo. Saben que hablar dos idiomas es en cierto modo un privilegio, y por eso no quieren renunciar a practicar las dos lenguas. Estos catalanes conocen la historia de Cataluña, su vinculación con España, sus periodos más o menos independientes, y actualmente rechazan ser ciudadanos únicamente catalanes. Algunos de estos catalanes se apellidan Bonet , Casadevall o Puyol . Sus antepasados llegaron a Cataluña en tiempos inmemoriales y saben que tienen un fuerte arraigo, pero han considerado siempre a Cataluña un territorio más del Estado Español. Otros catalanes se apellidan Rodríguez , Moreno o Palacios . Llegaron a Cataluña a mediados del siglo XX procedente de otras regiones de España buscando mejores condiciones de vida; o son hijos y nietos de ellos. Se consideran catalanes en todos los sentidos, pero siguen teniendo una relación frecuente con sus lugares de origen.

Hay catalanes que procuran hablar únicamente el catalán, sólo se comunican en castellano cuando se ven forzados a ello. Están dispuestos a excluir el castellano de sus vidas, a sabiendas de que sus hijos y nietos pueden perder el conocimiento de uno de los idiomas más hablados del mundo. Estos catalanes no aceptan una historia de Cataluña dependiente de España. Algunos tienen apellidos de etimología catalana y no se consideran españoles; otros, de procedencia castellana, andaluza o extremeña --charnegos, según la RAE--, y tampoco se sienten españoles, cosa incomprensible.

Año tras año estos nacionalistas catalanes reivindican, con obstinación y sin tregua, una Cataluña independiente de España. Digamos que siempre serán una china muy incómoda metida en el zapato de cualquier gobierno central. Ello ya cansa. Por eso quizá va siendo hora de que en Cataluña hablen las urnas. Y que los nacionalistas hagan y deshagan, para bien o mal de su futuro. O en otro caso, callen para siempre.