TUtna de las cosas que más me sorprende del periodo postelectoral que comenzó el 21 de diciembre es que el PSOE no haya explicitado aún, contundentemente, que el principal obstáculo para llegar a un acuerdo con Podemos es la gran distancia que hay entre los modelos de Estado que ambos partidos proponen para el futuro de España.

En las "Bases políticas para un Gobierno estable y con garantías" que Podemos publicó el 15 de febrero, se aclaraba --por primera vez-- que la formación política liderada por Iglesias apuesta por una confederación de estados independientes, frente al modelo federal que consta en el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos.

En el epígrafe "Plurinacionalidad y modelo territorial" se encuentran todas las evidencias. En primer lugar, muestra una frívola indefinición al aceptar el "derecho a decidir en aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad". ¿Qué significa política, democrática y jurídicamente "especial intensidad"?

En segundo lugar, hay que decirle a Podemos que el "derecho a decidir" no existe jurídicamente. A lo que se refieren es al "derecho de autodeterminación" que, escondido bajo ese eufemismo, pierde las aristas incómodas que dibujan el camino hacia la independencia.

En tercer lugar, y como ocurre en otros ámbitos de la interpretación que hace Podemos del periodo democrático, en el documento constan falsedades como que la descentralización constitucional de 1978 "no reconocía las diversas singularidades", algo que niega el texto mismo de la Constitución (artículos 3, 4, 143, 147, disposiciones adicionales primera y tercera, disposición transitoria cuarta).

En cuarto lugar, Podemos pone en pie de igualdad la nación española con cualquier otra que quiera definirse como tal dentro del Estado, mediante varias ideas: "el reconocimiento previo y específico de las diversas realidades nacionales", la corrección de la "posición subalterna" de las otras naciones del Estado, los mecanismos de "bilateralidad" y la modificación del artículo 2 de la Constitución (que fundamenta la "indisoluble unidad de la nación española").

XEN QUINTOx lugar, "el Gobierno del Cambio suprimirá la prohibición de federarse que recoge el artículo 145 de la actual Constitución", que es una modificación necesaria para abrir la puerta a la conformación de los "Países Catalanes" (Cataluña, Islas Baleares, Comunidad Valenciana y parte de Aragón) y de "Euskal Herria" (País Vasco y Navarra). Así pues, Podemos propone la disolución del Estado español para dar lugar a una confederación de estados independientes. Así que bien haría el PSOE en trasladar el debate público desde el señuelo del referendo catalán hacia el meollo del asunto.

Además, el PSOE tiene un modelo previo y mejor. Quedó redactado en el excelente documento "Por una reforma federal del Estado Autonómico" que publicó en 2012 la Fundación Alfonso Perales, y en el que intervinieron constitucionalistas extraordinarios como Javier Pérez Royo . Me cuesta entender que la dirección del PSOE no haga suya esta magnífica aportación, poniéndola ya encima de la mesa como un punto de negociación del que partir.

Finalmente, la propuesta del PSOE está mucho más cerca de la sociología española que la de Podemos. El último barómetro del CIS (febrero 2016) dice que solo un 17,4% de los encuestados se sienten más "nacionalistas" que españoles; un 53% se sienten igual de españoles que propios de su región, y un 23,6% se sienten más españoles o solo españoles.

Trasladando esto al modelo territorial, hay un 16,8% que desea un Estado central sin autonomías, un 8,9% que prefiere que las CCAA pierdan competencias, un 39,9% satisfecho con la estructura actual, un 12,9% que quiere más competencias autonómicas y solo un 9,8% abriría las puertas independentistas. Así que en el eje "independencia/no independencia" el balance es abrumador (9,8%/78,5%).

También queda claro que los votantes del PSOE son los más parecidos al promedio nacional, mientras que los de Podemos --no digamos ya los de En Comú Podem, que supone un 18% de todos los votos de Podemos-- se encuentran lejos: un 12,9% de sus votantes se sienten solo españoles frente al 17,4% del PSOE, 20,5% de IU, 21% de C's o 26,2% del PP. Los aplausos mutuos, durante los debates de investidura, entre Podemos, Democracia y Libertad, Bildu y Esquerra Republicana no eran casuales.

Así pues, el PSOE tiene todos los argumentos: la excelente propuesta federal que se hizo dentro del partido en 2012, su mayor capacidad negociadora con los otros tres grandes partidos y su mayor cercanía con la sociología española. El PSOE tiene que dejar de marear la perdiz y decirle a Podemos, públicamente y con claridad, que para hablar de acuerdos de gobierno tiene que aparcar su programa en este tema.