XLxa catástrofe del Katrina, un huracán natural en la costa atlántica norteamericana de influencia caribeña, y más allá de la intensidad de éste, ha puesto de manifiesto, en contra de lo esperado, que determinadas actitudes y comportamientos asociados al mundo subdesarrollado, se dan igual entre los países más poderosos. Todo parece indicar que el gobierno de Bush suspende, pero en parte también el sistema, Katrina es hijo de la naturaleza, pero los saqueos y la insolidaridad lo son de la pobreza y de la educación. En todo caso, éste no es el momento de las críticas, mucho menos el de los ajustes de cuentas, que tan solo por el momento elegido para hacerlos evidencian una gran mezquindad, es el de la fraternidad por un lado y el de la meditación por otro.

A lo largo de la historia de la humanidad, tenemos noticias de tremendas catástrofes, que arruinaron culturas y acabaron con civilizaciones. De grandes sucesos catastróficos similares o incluso bastante más importantes que el Katrina, hay conocimiento de muchos. Por ejemplo, hace siglo y medio la isla de Krakatoa es volatilizada por una explosión volcánica, el maremoto producido recorre toda la Tierra, y la ceniza mandada a la alta atmósfera, produce un efecto pantalla que hizo bajar bruscamente la temperatura media de la Tierra en medio grado.

Es raro el año que a su término no hay que contabilizar un número muy importante de víctimas, como consecuencia de las fuerzas telúricas que rigen nuestro planeta. Poco podemos hacer por evitarlas, pero a prevenir sus consecuencias según los índices de riesgo, si que estamos obligados. La capacidad natural de los seres vivos para transformar nuestro planeta, es de por sí muy grande y durante milenios hemos ido cambiándolo, unas veces llevados por la necesidad de producir alimentos y otras por motivos menos nobles.

La novedad de nuestros tiempos, consiste en que la aplicación continuada de algunos de nuestros avances tecnológicos, puede ser incompatible con los equilibrios naturales que permiten la existencia de nuestra actual civilización. Uno de estos equilibrios relaciona la composición atmosférica y la temperatura de la Tierra, pudiendo estar siendo alterado con la presencia de los gases llamados de efecto invernadero, entre los que se encuentra el CO2, que arrojan a la atmósfera tanto la industria como los transportes, produciendo un sobrecalentamiento de la corteza terrestre, que de acentuarse puede llevarnos a cambios climáticos de consecuencias gravísimas. Consciente de este problema, las Naciones Unidas, patrocinaron una conferencia internacional en Kioto, en la que se acordaron una serie de medidas muy realistas a tomar a escala mundial, relacionadas con la producción de gases de efecto invernadero, y que afectan a muchos sectores productivos, muy particularmente a los industriales.

Estados Unidos no firmó el protocolo de Kioto y sería básico que lo hiciera, pero de aquí a relacionar Katrina con el calentamiento global, media mucho trecho. El protocolo de Kioto es algo que nos afecta a todos y que no debe patrimonializar nadie, importa mucho que se avance en el camino por el trazado, superando las dificultades económicas que su aplicación conlleva, siendo la voz autorizada de la ciencia y los científicos los que deben indicar correlaciones y marcar pautas.

La historia de nuestra especie sobre la Tierra resulta apasionante, hace medio millón de años nos poníamos definitivamente de pie, unos doscientos cincuenta mil después inventamos el fuego y aprendimos a hablar, otros doscientos cincuenta mil y llegamos a la Luna.

Durante este medio millón de años la Tierra sufrió profundos cambios, particularmente climáticos, a los que sobrevivimos, y haciendo de la necesidad virtud, supimos trazar un camino ascendente hacia mayor progreso y mayor felicidad, con muy breves paréntesis de estancamiento y retroceso. Pero hasta nuestros días no tuvimos la capacidad de autoaniquilarnos, ahora sí la tenemos y llegado este punto al progreso hay que matizarlo.

Lo más probable es que la humanidad tenga un esplendoroso futuro, siempre que articulemos el presente con valores que le permitan alcanzarlo. Paz, justicia, solidaridad,...

*Ingeniero y director generalde Desarrollo Rural del MAPA