WHw ace meses que asistimos a un debate absurdo. El Gobierno afirma que no hay crisis sino "desaceleración acelerada", mientras que el Partido Popular que preside Mariano Rajoy pregona que hay crisis galopante, estamos en recesión y la culpa es del presidente Rodríguez Zapatero.

Pero todo se mueve. El Gobierno se reunió en sesión extraordinaria el pasado 14 de agosto y, por fin, admitió el estancamiento, lo que la ciudadanía habituada a crecimientos superiores al 3% vive como una crisis seria. Tras la confirmación de que el Producto Interior Bruto (PIB) español creció solo el 0,1% el segundo trimestre del 2008, el Gobierno no podía seguir en la complacencia y levantó acta de la realidad: estancamiento económico con crecimiento mínimo del empleo y aumento del paro. Por su parte, el Partido Popular insiste en pintar un cuadro catastrófico, tan lejano de la realidad como el triunfalismo socialista demostrado hasta hace pocas fechas en nuestro país.

Como corrobora el cuadro de la contabilidad nacional del segundo trimestre, el desplome de la construcción ha llevado a España --también se ha dejado notar de manera seria y severa en Extremadura-- a un estancamiento preocupante, tanto por el crunch (restricción) crediticio mundial que complica nuestro recurso a la financiación internacional, como por el alza de las materias primas y el petróleo. El Gobierno señala, como compensación, que España tiene a su favor la saneada situación presupuestaria.

Además, hasta hoy, nuestra economía ha resistido mejor que otras la tormenta internacional que acecha como una realidad imparable. Los datos lo prueban. España creció un 0,1% el pasado trimestre, frente al resto de la zona euro, que entró en decrecimiento (todavía no recesión) con una caída del 0,2%. Francia e Italia decrecieron un 0,3%, mientras que Alemania, el motor de Europa, cayó nada menos que un 0,5%. Gran Bretaña ni creció ni decreció. Así las cosas, parece que se imponen tres reflexiones. La primera, es recordar aquello de mal de muchos, consuelo de tontos. Zapatero no debería, por tanto, parapetarse en Europa para justificar su inactividad.

La segunda de las reflexiones que conviene realizar es que el PP se equivoca al atribuir la crisis solo al presidente Zapatero y reincidir en el catastrofismo: sustituye el España se rompe de la pasada legislatura por el España se arruina.

La tercera y última de estas reflexiones es que el Banco Central Europeo (BCE) no acertó cuando en julio subió el tipo de interés al 4,25% pese al estancamiento. La prueba es que la Reserva Federal americana ha bajado sus tipos hasta el 2%, y en Estados Unidos, donde la recesión parecía inminente, todavía no se ha registrado. Zapatero erró cuando pidió en público que el BCE no subiera tipos. Pero tenía razón.