Después de haber sostenido que no negociaría con los independentistas, el PSOE anunció el miércoles que no descartaba nada para lograr la investidura de Pedro Sánchez. Y dentro de ese no descartar nada estaba negociar la abstención de ERC, partido independentista que ya ha confirmado que sí, que se abstendrá. «Un buen comienzo y un primer paso», reconocía su portavoz, Gabriel Rufián. La pregunta sería: ¿un buen comienzo de qué, un primer paso para qué? Esta abstención debe de haber sido la negociación más difícil en cuanto a contrapartidas, sin duda, pues no bastaba con que la Abogacía del Estado diera el beneplácito para que Oriol Junqueras recogiera su acta de eurodiputado. De hecho, el Tribunal Supremo, en contra de la Abogacía del Estado, ha rechazado la inmunidad de Junqueras, que seguirá en prisión.

Pero la abstención está ya comprometida, garantizada, tras el encuentro de la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, con el portavoz de ERC, el cual ha expuesto la necesidad de «dialogar sobre el conflicto político de Cataluña». ¿Conflicto político? Así lo considera también la vicesecretaria Lastra, que parece estar de acuerdo en que «el problema de Cataluña debe resolverse por vías políticas». No conviene preguntar, pero hay que hacerlo: ¿para qué ha servido entonces el trabajo del Tribunal Supremo respecto al procés, si la solución sería política?

La portavoz parlamentaria del PSOE ha pedido asimismo a JxCAT que se abstenga y no bloquee la candidatura de Sánchez, según ha confirmado la portavoz del partido, Laura Borràs, que también ha pedido una vía de diálogo para dar una solución política al conflicto de Cataluña, vía de diálogo que pasaría por suspender la acusación de rebelión de sus tres diputados. De no ser aceptadas estas condiciones, Borràs afirma que su partido rechazará la investidura de Sánchez. Dicho de otro modo: JxCAT únicamente la apoyaría si hubiera un compromiso político para con las aspiraciones del independentismo.

Aunque los socialistas dijeron que jamás dialogarían con independentistas, siempre hay un buen motivo para desdecirse. Y la investidura lo es.