La cooperativa agrícola Caval, de la localidad pacense de Valdelacalzada, no ha tirado la toalla. Ayer, después de que el Juzgado diera 24 horas de prórroga para presentar un acuerdo con los bancos y proveedores que evitase entrar en concurso de acreedores --figura jurídica que equivale a la antigua y más conocida suspensión de pagos--, se cerró el convenio por el que los socios tendrán que hacer frente a una deuda superior a 27 millones.

En medio de las dificultades que han tenido en vilo varios meses a esta empresa emblemática del sector cooperativo agrario de nuestra región, el acuerdo alcanzado supone, al menos, que los socios, muchos de ellos inclinados a tirar la toalla, están dispuestos a enfrentarse al reto de la viabilidad.

Ese cambio de actitud se debe a los nuevos responsables de la cooperativa, que han recuperado la confianza de los cooperativistas, y a que la Consejería de Economía ha sabido llevar a buen puerto un acuerdo con bancos y acreedores a los que se les ha sabido convencer de que era mejor correr el riesgo de acompañar a la empresa en el camino de lograr la viabilidad, a pesar de que se pierda el 20% de la deuda, en lugar de limitarse a reclamarla en el juzgado. Han elegido la opción más difícil, pero la mejor: la de dar una oportunidad a Caval para hacerla posible.