WCwuando nació la Infanta Leonor , sus padres, los Príncipes de Asturias, decidieron conservar la sangre de su cordón umbilical en un banco especializado de Arizona (EEUU). La decisión es legítima y comprensible en cualquier pareja que quiere asegurar la futura salud de sus descendientes. Es además legal, porque en España no está prohibido que se envíen estas muestras al extranjero. Pero ha sido un mal servicio a la cultura científica y social imperante en España, que prima las donaciones anónimas y gratuitas a bancos públicos de células que pueden ser idóneas para trasplantes.

Hay que subsanar cuanto antes la desinformación que puede provocar la decisión de la pareja real, dada su popularidad. Los científicos más rigurosos ya han advertido del error que supone congelar la propia sangre para curar enfermedades futuras. Solamente los bancos privados que custodian estos órganos, con afán de lucro, evitan dar información completa sobre su efectividad. Son razones suficientes para que las autoridades sanitarias redacten las leyes necesarias para garantizar que en España prevalezca el fin terapéutico y solidario --está prohibido comerciar con tejidos-- de los bancos que conservan órganos humanos.