Fausto confía en que podrá dominar a Mefistófeles y manipularlo, la situación termina dándose de manera distinta, es Mefistófeles quien conduce a Fausto según su gusto para que éste confíe plenamente en él y se entregue a sus juegos.

Argumento de la obra Fausto , de Goeth dedicado a Albalá.

Siempre he manifestado que los ciudadanos debemos estar en la política para arriesgar y, aunque hay muchos asuntos con los que no estoy de acuerdo, la intención de instalar un Cementerio Nuclear en Albalá a 34 kilómetros de la ciudad de Cáceres, me parece suficientemente importante para mostrar mi más absoluta oposición a su establecimiento. Hay muy pocas cosas en la vida que tenga tan claras.

No quiero hacer de esto una competencia por ver quién se quita el muerto del cementerio nuclear de encima, pues no se lo deseo a nadie. Pero la sola idea de que un pequeño pueblo extremeño pueda tener otra escombrera de la errónea política nuclear española, me pone los pelos de punta y agudiza mi instinto de supervivencia y mi sentido de la justicia cuando pienso en las generaciones presentes y futuras.

Aunque los extremeños no llegamos a tiempo de impedir la construcción de la Central Nuclear en Almaraz, pues estábamos aún poco organizados y demasiado preocupados por las reformas agrarias, sí conseguimos paralizar la iniciativa de la Central Nuclear de Valdecaballeros con una histórica movilización de la ciudadanía extremeña. Y parece que nos toca una nueva y dura batalla contra el Goliat de los intereses.

No voy a dar argumentos técnicos, pero sí políticos. Y me parece un grave insulto a los pequeños municipios preocupados por su subsistencia y a nuestro sistema democrático, que se busquen ayuntamientos de pocos centenares de habitantes para resolver el problema de millones de personas, ofreciendo unos miserables millones de euros por su alma. Porque no estamos hablando de expectativas económicas y laborales a veinte o treinta años para unos cientos de personas, sino de hipotecar la vida de decenas de miles de personas, pueblos y territorios por los siglos de los siglos, incluido todo el término municipal y la ciudad de Cáceres. Como comprenderán, ante este escenario, me importan un bledo los argumentos técnicos, especializados en extender una espesa niebla sobre la realidad, comprando la voluntad y la opinión de supuestos expertos con impostado conocimiento.

Puestos a elegir, que se instale allí donde más se consume. Y Albalá, Cáceres o Extremadura, no somos precisamente consumidores masivos de energía. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Por otra parte, si no es peligroso, ¿por qué no se instala en el barrio de Salamanca de Madrid o en el de Pedralbes en Barcelona?, si se quiere algún ejemplo.

Espero, e intentaré contribuir con mi participación en el lado de los honestos que, como Fausto, Albalá no venda su alma al diablo por un puñado de euros. Pues es preferible compartir el alma limpia y común del pueblo extremeño, que harto de humillaciones ha decidido edificar nuestro destino común sobre la dignidad, que tener que compartir un almacén radiactivo que hipoteque la salud y socave el bienestar de las generaciones presentes y futuras.