WEwl toque de atención dado por el Parlamento Europeo y, después, por la Comisión sobre la legislación que ha permitido el desaforado crecimiento urbanístico del litoral valenciano debe ser tomado muy en cuenta por las autoridades de esa comunidad. Valencia ha aprovechado el largo ciclo económico favorable y sus condiciones geográficas naturales para construir un modelo basado en la construcción y el turismo. Es lo que ha pasado en otras áreas costeras españolas, pero de forma más acentuada en la comunidad valenciana por una legislación, iniciada en 1994, muy favorable a las empresas constructoras y de muy difícil sostenibilidad desde el punto de vista del medio ambiente.

La fuerte demanda de viviendas de segunda residencia en una zona de la península con un clima excelente para atraer turistas y las buenas perspectivas para hacer grandes negocios sin demasiadas trabas han sido un cóctel explosivo que las administraciones públicas, empezando por los ayuntamientos, no han sabido frenar. Ahora tenemos una buena parte del litoral completamente congestionada y con grandes déficits medioambientales. Valencia representa, justamente, el modelo turístico del que hay que huir.