TCtonocí a una mujer que llegadas estas fechas se perfumaba con agua de rosas, se ponía una combinación de seda, un vestidito de tirantes, encendía sus labios de rojo cereza y adornaba su cuello con falsos diamantes. Cogía su bolso, se ponía el abrigo de piel sintética y, mirándose al espejo, decía: "Me voy a la cena de los fariseos".

Lo tengo decidido. Tengo decidido no acudir a estos fastos. Tan sólo, y en un gesto de fariseísmo absoluto, fui a la comida de EL PERIODICO, sabiéndome ganador de un viaje a Tenerife.

Con los zapatos en la mano y de madrugada, la mujer llegaba a casa diciendo: "No vuelvo. No lo soporto más. La crema fría, los langostinos congelados, el cordero recalentado y para postre las tonterías del jefe con la telefonista. Y no digamos ya el baboseo de Ricardito con la gerente: guapísimo Ana, el A-3 guapísimo. Y luego el tonto el culo de Guzmán. Tan de su casa, tan de su señora y sus niños, tan de Carrefour, tan de todo... tan que si te descuidas, te suelta entre salibazos: ¿y si nos abrimos y tomamos una copa en un sitio tranquilo? Un capullo con ojos saltones que no te desnuda con la mirada, te desuella. Que les folle un pez, que yo no vuelvo?.

*Periodista