Filólogo

La Junta de Extremadura hizo una ley para promocionar viviendas baratas. Un empresario cacereño, constituido en agente urbanizador se puso manos a la obra en el centro de la ciudad. Tendrían acceso a ellas jóvenes y gente con medianos recursos. Pero ninguno de ellos había contado con la escrupulosidad del Ayuntamiento de Cáceres, que cuando quiere echa por delante los socorridos motivos puramente técnicos , arma ideal para cercenar cualquier propuesta que no interese. El meticuloso gobierno cacereño, que cumple, según los últimos estudios, escasamente los planes generales urbanísticos, que no tuvo inconveniente en consentir excesivas alturas en algunos edificios, ni en intercambiar parcelas, ni reparos en concesiones de actividades en el ferial, sin papeles comprometedores de por medio, que escamotea informes y documentación para los presupuestos, que no se corta un pelo en conceder a personas privadas locales públicos sin concurso, se ha opuesto, con una retahíla de distingos formales a la iniciativa de casas económicas. ¿Pero ha sido realmente el ayuntamiento de la ciudad quien frustró el proyecto?

Hace tiempo la construcción en Cáceres es cosa de tres, que hacen y deshacen y se pasan a los concejales por el arco de sus antojos. Cada día hay más interrogantes en torno a construcciones, paralizaciones de viviendas, planes de urbanismos, terrenos por recalificar, metros a construir, control del ritmo de la construcción, según los intereses de personas ajenas al gobierno municipal. Estos padrinos del ladrillo han debido dar el puñetazo y dejar las cosas claras: en el centro no, viviendas baratas en el centro, ni por asomo. Sería una vía de agua ruinosa. "Debe de haber demasiados intereses económicos para que en Cáceres no salgan viviendas baratas", dice el promotor del frustrado proyecto. ¡Una sospecha, al parecer, bien construida!