Todo empezó por el asunto más absurdo del mundo, el alquiler de unas pistas deportivas para que un grupo de niños celebraran el cumpleaños de dos de ellos jugando al fútbol. ¡Tres días consecutivos fue la madre de uno de ellos --la misma que aquí escribe-- para casi suplicar la deferencia de que la metieran en la lista de "inquilinos eventuales" de las dichosas pistas!, para encontrarse al final con la sorpresa de que: "vaya, ¡qué mala suerte has tenido pero las acaban de alquilar hace una hora por teléfono! A mí me aseguraron que había que ir en persona, y hasta el mismo día no se podía hacer. Resultó que, como es natural, los abonados tienen prioridad sobre los que no lo somos.

Ante la indignación que me produce el hecho, pido una hoja de reclamaciones y me dan un papelillo sin ninguna trascendencia además de que el responsable de atención al cliente no es capaz de darme ningún tipo de satisfacción personal. Sólo tras una quinta visita y al insistir sobre el asunto consigo hacer una reclamación formal. ¿Qué me queda por hacer? Denunciar la desinformación al potencial usuario, ineficaz gestión del centro y defectuosa satisfacción a clientes descontentos. ¿Nos merecemos esto los cacereños? Yo creo que no.

Yolanda Borrallo Solís **

Cáceres