WLwa escalada militar de Israel en Gaza a raíz del secuestro de un soldado por un comando palestino, hace dos semanas, ha hecho añicos las esperanzas depositadas en la aprobación por parte de Hamás del llamado documento de los presos, que incluye el reconocimiento implícito del derecho a existir del Estado de Israel. Este gesto simbólico, que debía serenar la relación del presidente palestino, Mahmud Abbás, con los islamistas, no ha surtido efecto y en su lugar se ha impuesto la lógica de la guerra en un territorio devastado, aislado y sin recursos.Si en algún momento posterior a la desconexión de Gaza, en agosto del 2005, se abrigó esperanza sobre la normalización política de este territorio, los sucesos que se han producido en estos últimos días han consagrado la transformación de la franja en un remedo de bantustán, al estilo de los creados por el régimen del apartheid en Suráfrica. Con el agravante de que el vacío de poder derivado del bloqueo por Israel de una parte del Gobierno y el Parlamento palestinos en Cisjordania ha dejado el campo libre en Gaza a los más radicales para adueñarse del territorio y gestionar la crisis a su gusto. Nada puede estar más lejos de ser el embrión del futuro Estado palestino que la Gaza en llamas de hoy.