El Gobierno ha decidido aumentar el castigo a quienes conducen coches y motos de manera indebida. Conducir bebido o a una velocidad claramente excesiva ya no se quedará sólo en una multa: los agentes podrán retener de inmediato el carnet de conducir del infractor. Si hay reincidencia, será mucho más fácil la retirada del permiso o incluso, según la gravedad del caso, ir a la cárcel. Esas opciones eran difíciles, sobre todo porque la reincidencia no estaba contemplada adecuadamente en las leyes vigentes.

La sanción económica por infracciones de todo tipo del código de circulación, aunque se aumente mucho su cuantía, ya no es suficiente. Hay que ir directamente a la retirada del permiso de conducir, con el mismo grado de tolerancia cero que ya ha dado sus frutos en otros países de la Unión Europea.

El criterio se quiere extender hasta la edad escolar, es decir, la prevención empezará entre los futuros conductores o los que se inician en el uso del ciclomotor, tan extendido en las grandes ciudades. Es aceptable si, además de respetar las competencias autonómicas, no es una excusa para mantener la frecuente prescripción de los jóvenes por el simple hecho de serlo.